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sábado, 25 de febrero de 2017

MATTEO RICCI: Un jesuita en la corte de los Ming

He tenido el honor de traducir el libro 



de Michela Fontana

En el s.XVI, el jesuita Matteo Ricci, llegó a la China de los Ming para  reavivar la llama misionera de Francisco de Javier. Ricci comenzó una evangelización muy exitosa basado en el diálogo. Gracias a su gran carisma y dominio del mandarín, consiguió relacionarse con altos funcionarios y científicos, estableciendo un diálogo religioso y científico que acercó distancias entre Oriente y Occidente. Una gran figura de la Compañía de Jesús.
Te invito a leerlo para conocer las vicisitudes de este gigante que logró acercar dos civilizaciones milenarias en su cultura, su ciencia y su religión.
Está publicado en Mensajero, marca editorial del Grupo de Comunicación Loyola.

DOMINGO 8º DEL TIEMPO ORDINARIO (Ciclo A)


 Primera Lectura: Is 49, 14-15
Salmo Responsorial: Salmo61
Segunda Lectura: 1 Cor 4, 1-5
Evangelio: Mt 6, 24-34


Una madre no se olvida de su criatura. Jamás. Y aunque sucediera así (porque hay gente para todo), eso nunca ocurrirá con Dios. Él no abandona a sus hijos, no me abandona a mí. Jamás.
Con este extraordinario testimonio Isaías nos acompaña hacia la Cuaresma, en este domingo dónde, aturdidos por las exigencias evangélicas de las Bienaventuranzas, dejamos de fijarnos en lo que tenemos que hacer para convertirnos en sal y luz, y miramos al rostro del Dios que nos invita a vivir aquellas bienaventuranzas.
Sin embargo, cuántas veces este rostro queda alterado, traicionado por nuestros miedos y menospreciado. O, peor, reemplazado.
Desgraciadamente, hoy, el nuevo rostro de Dios tiene un nombre antiguo: Mammón.

Mammón
El amor al dinero es la raíz de todos los males, sentencia, cortante, el autor de la segunda carta a Timoteo, alguien del círculo de san Pablo. Y continua: algunos, arrastrados por él, se han apartado de la fe y se han acarreado muchos sufrimientos. (1 Tim 6, 10).
Muchas personas pueden pensar que es una cosa excesiva; pero tiene toda la razón.
El ansia de poseer ha envenenado nuestras relaciones metiéndonos en un abismo caótico y sin fin. Hay datos escalofriantes:  más de siete mil millones de personas habitan el planeta, pero unos pocos cientos de miles establecen su destino, enriqueciéndose cada vez más.
El mercado es el nuevo ídolo de nuestro tiempo; el beneficio ha reemplazado al trabajo y nuestro destino concreto depende de leyes, creadas por personas interesadas, y que se propugnan como inevitables.
Hoy Jesús nos dice con fuerza en el evangelio que el mayor enemigo de ese mundo más digno, justo y solidario que Dios quiere, es el dinero. El culto al dinero será siempre el mayor obstáculo que encontrará la Humanidad para progresar hacia una convivencia más humana. “No podéis servir a Dios y al Dinero”. Es lógico, Dios no puede reinar en el mundo y ser Padre de todos, sin reclamar justicia para los que son excluidos de una vida digna.
Y el Papa Francisco, en nombre de Dios, reclama: “No a una economía de la exclusión y la iniquidad. Esa economía mata”. “No puede ser que no sea noticia que muera de frío un anciano en la calle y que sí lo sea la caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es iniquidad”. Y otra cita más: “La cultura del bienestar nos anestesia, y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un espectáculo que de ninguna manera nos altera”.
Sin señalar enseguida a los milmillonarios, por los que rezamos esperando su conversión, pensemos en nuestra propia actitud: ¿qué relación tenemos con la posesión, la acumulación y el dinero?
La verdad es que, en mi vida, no me he encontrado casi nunca con alguien que admitiese vivir por y para el dinero. ¿Pero, entonces, de dónde deriva la ansiedad por alcanzar una posición, aunque sea a codazos, y de poseer lo que veo en cualquier esquina? Todos somos muy austeros… con el dinero de los otros.
Ante esta situación, Jesús es lapidario: quien entra en la lógica de Mammón está destinado a fracasar. En arameo esta palabra se entendía mucho mejor: en quien pones tu confianza (emuná), ¿en Dios o en Mammón (ma’amum).

lunes, 13 de febrero de 2017

Beato Oscar Romero, MARTIR



Es oficial. Hoy el Vaticano reconoció por fin lo que el pueblo de Dios siempre ha sabido: el arzobispo Oscar Romero es un mártir. El Decreto fue hecho público hoy en Roma, y la ceremonia oficial de beatificación será pronto. Gracias a Dios por el papa Francisco, que ayudó a "desbloquear", como él dijo, la causa de Monseñor Romero. Que la iglesia tomara tanto tiempo para declarar mártir a un mártir tan obvio estaba siendo un escándalo. 

¡Beato Oscar Romero, ruega por nosotros!