Todos los jesuitas acompañamos con la oración a este hermano
nuestro y le agradecemos su generosidad para aceptar la responsabilidad de
guiar la Iglesia en un momento crucial. El nombre de "Francisco" con
que desde ahora le conocemos, nos evoca su espíritu evangélico de cercanía a
los pobres, su identificación con el pueblo sencillo y su compromiso con la
renovación de la Iglesia. Desde el primer momento en que se ha presentado ante
pueblo de Dios ha dado testimonio de modo visible de su sencillez, su humildad,
su experiencia pastoral y su profundidad espiritual.
"Es rasgo distintivo de nuestra Compañía ser un grupo de
compañeros (...) unido con el Romano Pontífice con un vínculo especial de amor
y servicio" (NC 2, n. 2). Por ello, compartimos la alegría de toda la
Iglesia al tiempo que deseamos renovar nuestra disponibilidad para ser enviados
a la viña del Señor, conforme al espíritu de nuestro voto especial de
obediencia, que tan particularmente nos une con el Santo Padre (CG 35, D.1,
17).
P. Adolfo Nicolás S.J.
Superior General
Roma, 14 de marzo de
2013
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