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martes, 4 de septiembre de 2012

LA PROVINCIA DE CASTILLA EN EL AÑO DE LOS ANIVERSARIOS IGNACIANOS



LA PROVINCIA DE CASTILLA EN EL AÑO DE LOS ANIVERSARIOS IGNACIANOS
                                                                       J. Ignacio García Velasco, S.J.

            La nueva Provincia de Castilla nace el día 22 de abril de 1989, como resultado de la unión de las antiguas Provincias de León y de Castilla. Estas dos Provincias, muy similares en exten­sión y número de miembros y muy cercanas, tanto en el tipo de trabajo apostólico como en la colaboración de sus miembros, realizaron un proceso de unión, durante dos años, que desembocó en la fusión de ellas.

            En el Decreto de erección de la nueva Provincia, el P. General señalaba que «buscando en todo la mayor gloria de Dios y ayuda de las almas, la Compañía de Jesús se esfuerza continuamen­te por emplear, en cada circunstancia, los medios y estructuras organizativas que más puedan conducir a la consecución de su fin», por eso -continúa el P. General- «las Provincias de Casti­lla y de León, inspiradas por este principio funda­men­tal de la espiritualidad de la Compañía, han realizado un cuidado proceso de estudio, reflexión y discernimiento para descubrir su mejor modo de "servir a sola su Divina Majestad y a su esposa la Santa Iglesia bajo el Romano Pontífice, Vicario de Cristo en la tie­rra", en las presentes circunstancias». El fin de la unión de las dos antiguas Provincias también queda expresado en el Decreto del P. General: «lograr así una mayor y más duradera capacidad de respuesta a las necesidades apostólicas y del futuro».

            Componen hoy día la Provin­cia de Castilla 648 jesuitas, de los cua­les 431 son sa­cerdotes, 168 her­ma­nos y 49 estu­diantes y novicios. Ocu­pa, en las Autonomías de Gali­cia, Asturias, Castilla y León, Can­tabria y La Rioja, la zona nor­oeste de España, con una extensión de 158.400 Km2 en los que se re­parten sus 32 comunida­des religio­sas. Su Superior Provin­cial es el P. Melecio Agún­dez.



I LA MISION APOSTOLICA DE LA PROVINCIA DE CASTILLA

            La Compañía de Jesús ha sido definida como un cuerpo para la misión. Desde San Ignacio, que veía a la Compañía «fundada prin­cipalmente para emplearse toda en la defensa y dilatación de la santa fe católica, en ayudar a las almas en la vida y doctrina cristiana... y también... para pacificar los desavenidos, para socorrer y servir con obras de caridad a los presos de las cárce­les y a los enfermos de los hospitales» (Form. Inst.), hasta la última Congregación General XXXIII, el jesuita se ve configu­rado por el trabajo apostólico, al que es enviado en misión por sus Superiores.

            En nuestro tiempo, la Compañía entiende su misión como la defensa de la fe y la promoción de la justicia como exigencia de la misma fe. Por eso hoy, cuando los jesuitas nos esforzamos por responder a nuestra misión:

«... cobran nueva impor­tan­cia los apostolados tradicionales y, a la vez, las nuevas situacio­nes exigen nuevas formas de actuación. Los ministerios fundamen­tales de la predica­ción, pastoral sacra­mental, ejercicios espirituales, enseñanza, forma­ción del clero, catequesis, evangeliza­ción de los pueblos que todavía no han oído la palabra de Cristo, y la promoción de comunidades cristia­nas, deben llevar a fortalecer la fe que obra la justicia».
«El apostolado de la educación y el intelectual deben ser conside­rados de gran importancia entre los ministe­rios de la Compañía».
«Si los jesuitas hemos de ayudar a la Iglesia a com­prender el mundo moderno para que pueda anunciarse de forma más adecuada la palabra de salvación, entonces es indispensable la investigación en ciencias teológicas y filosóficas, como también en todas las otras ciencias y en todo el ámbito de la cultura humana».
«La Compañía debe promover el apostolado de la comuni­ca­ción social que... llega a un gran número de gente y permite así un servicio más universal al género huma­no».
            (Congregación General XXXIII, D.1, nº 43 y 44)

            La Congregación General señala también nuevas situaciones y necesidades de nuestro mundo, en las que muchos jesuitas están ya trabajando:

- «El hambre espiritual de muchos, sobre todo jóvenes, que en medio de una cultura tecnológica, buscan valores y un sentido de la vida».
- «La conculcación de los derechos por parte de deter­minados gobiernos: asesinato, prisión tortura, negación de la libertad religiosa y de libertad de expresión política».
- «La dura condición de millones de refugiados en busca de un hogar estable.»
- «La discriminación contra diversos grupos humanos tales como emi­grantes y minorías raciales y religio­sas».
- «El trato injusto y la explotación de la mujer».
- «Las acciones políticas y actitudes sociales que amenazan la vida de los no nacidos, de los minusválidos y de los ancianos».
- «La opresión económica y las necesidades espirituales de los desem­plea­dos, de los campesinos pobres y sin tierra y en general de los obreros».
- «Nuestra Compañía debe comprometerse en el trabajo por un orden interna­cional más justo y de una mayor solidaridad de los países ricos con los pobres y de una paz duradera basada en la libertad y el respeto a los derechos humanos».
                                                    (Congregación General XXXIII, D.1, nº 45 y 46)

            Estos son los campos y los retos en los que la Compañía actual trabaja y a los que quiere responder en nuestro mundo. La Provincia de Castilla, como parte de este cuerpo universal para la misión realiza la suya en los campos que se describen en las páginas siguientes. A lo largo de ellas, conscientes de que incluir la descripción de todas las obras y actividades que desarrollan los jesuitas en este territorio daría lugar a un escrito interminable, resaltamos aquello que es menos conocido o más nuevo en el desarrollo apostólico de esta Provincia.



1. FUERA DE NUESTRAS FRONTERAS

            Desde sus comienzos, la Compañía de Jesús mostró su vocación misionera. Ya los diez primeros compañeros se repartieron por Irlanda, Polonia, Etiopía, Portu­gal, India, Alemania y Trento. Y ese espíritu queda plasmado en nuestras Constituciones: «Nuestra vocación es para discurrir y hacer vida en cualquier parte del mundo donde se espera más servicio de Dios y ayuda de las ánimas» (Const. nº 304).

            Siguiendo este familiar texto y el espíritu de nuestros fundadores, la Provincia de Castilla tiene fuera del territorio de la Provincia 122 jesuitas (el 18,8 %), repartidos por los cinco continen­tes.

1.1 Compromisos históricos

            La presencia misionera es una constante entre nosotros, heredada de las antiguas Provincias de Castilla y de León. León atendía desde el año 1969 la Misión de Honduras, en la Provincia Centroamericana. De igual forma, Castilla colaboraba, desde el año 1979, con la Provincia de Uruguay, y, anteriormente, Centro­américa fue Viceprovincia de Castilla Occidental. León y Castilla hicieron una grande y generosa aportación de recursos humanos y materiales fundamentales para el trabajo apostólico de la Compa­ñía en aquellas tierras, en una línea de inserción entre los pobres, conforme a la opción de la Igle­sia Latinoamericana. Desde entonces muchos jesuitas han ido a trabajar a Centro­américa o a Uruguay y una buena parte de ellos han pasado a pertenecer aque­llas Provincias.

            Antes, las Provincias de Castilla y de León habían colabora­do en la evangeli­za­ción de las Antillas (Cuba-Sto. Domingo-Puerto Rico), Brasil (Goiano Mineira) y China (Misión de Anking y Tai­wan). La relación fue en otro tiempo tan estrecha que aquellos territo­rios pertenecían a León o a Castilla como Viceprovin­cias o Misiones.

            Ciertamente la aportación de personal de esta Provincia de Castilla ha sido abundan­te y el trabajo de evangelización, menta­lización y formación, tanto humana como religiosa, ha sido ingen­te. Desde el año 1918, año en que se fundó la antigua Provincia de León, y desde 1962, en que se crea la anterior Provincia de Castilla, fueron transcritos a otras Provincias de la Compañía 244 jesuitas aproximadamente. De ellos, hoy día, quedan reparti­dos por el mundo 210: 57 en Antillas, 45 en Brasil Central, 38 en China, 33 en Centroamérica, 6 en Perú y 6 en Venezuela, 5 en Bahía (Brasil), 4 en Japón, 3 en Africa Occidental y 3 en Gujerat (India), 2 en Colombia y 2 en Puerto Rico, y en Aragón, Brasil Septentrional, Francia, Paraguay y Wisconsin (USA), 1 en cada una.

            Actualmente, pertenecientes todavía a la Provincia de Castilla, hay 28 jesuitas trabajando apostólicamente en estos "territorios históricos": 2 en Cuba, 16 en Centro­américa (4 en Guatemala, 5 en Hondu­ras, 2 en Nicaragua, 2 en Panamá, 1 en El Salvador y 2 estudian­do fuera de la Provin­cia), 1 en Taiwan y 9 en Uruguay.

1.2 Compromisos personales.

            La colaboración internacional de la Compañía no se realiza sólo en las zonas con las que se tiene algún tipo de relación o compromiso histórico, sino que cualquier necesidad y llamada puede ser respondida en la medida de nuestras posibilidades. De esta forma, la Provincia de Castilla tiene a 19 de sus miembros fuera de su territorio, de una forma menos institu­cionalizada: 2 en Africa, 1 en Argentina, 2 en Australia, 2 en Estados Unidos, 1 en Thailandia, 3 en Ecuador, 3 en Perú y 2 en Venezuela.

            Los trabajos en que están empeñados los jesuitas fuera de nuestras fronteras son pastora­les, parro­quiales, educativos, de promoción social, radiofónicos, universitarios, de asistencia médica, de formación de jóvenes jesuitas, de formación teológica y espiritual tanto de seminaris­tas como de laicos, trabajos con refugiados y con emigran­tes... Son trabajos de los que «se espera más servicio de Dios y ayuda de las ánimas».

            Varios jesuitas originarios de esta Provincia de Castilla han derramado su sangre por causa de la justicia, en servicio de los pueblos donde vivían y con quienes trabajaban. Ultimamente, tres de los seis mártires de El Salvador eran de estas tierras: los PP. Ignacio Martín Baró, Segundo Montes y Amando López. Antes, el H. Alfredo Pérez en el Tchad, o el P. Carlos Pérez Alonso en Guatemala. Todos ellos, siguiendo el camino de Jesús que los llamó a su Compañía, fueron destrozados por la maldad del mundo -como El- y, murien­do, dieron y darán vida a muchos.

 1.3 El Secretariado de Misiones

            El nexo más inmediato de unión con todos estos hombres repartidos por el mundo lo constituye el Secretariado de Misiones "Amistad y Cooperación", cuyo origen se remonta al año 1938, en que nace como Secretariado de Anking para ayudar a aquella Mi­sión, consiguiendo limosnas, enviando libros y medicinas, mante­niendo contacto epistolar, atendiendo a los que estaban destina­dos a aquellas tierras en la preparación de su viaje y, dado el caso, a su regreso de China. Poco a poco fue evolucionando e incluyendo en sus objetivos el desarrollo de la sensibilidad misionera de otros jesuitas de la Provincia, de personas que pudiesen colaborar en la ayuda misionera y de todos los cristia­nos de estas tierras.

            Con el paso del tiempo, el Secretariado de Misiones queda constituido como un órgano de la Provincia para todo lo relacio­nado con las Misiones: el Director depende directamente del Provincial y ha de seguir sus iniciativas y directrices, a la vez que le mantiene informado de toda su actividad y le propone destinos o relaciones con las Provincias de la Compañía donde se encuentran los jesuitas de Castilla.

            En 1974, en la antigua Provincia de León, se crea el Secre­tariado "Evangelio y Misión" con el fin de estructurar mejor una oficina de misiones, que surgió después de la reestructuración de Provincias de 1962, y la relación entre la Provin­cia de León y la Misión de Honduras, a partir de 1969.  La Provincia de León, mediante este Secreta­riado, aportó recursos humanos y materiales que fueron esenciales para el trabajo apostólico de la Compañía. Con ocasión de la unión de las Provincias, este Secretariado se fundió con el de Castilla. A lo largo de sus 15 años de existen­cia fue dirigido por el P. Jesús Pedraz.

            Con motivo de la integración de la Misión de Honduras en la Provincia Centrome­ri­cana, esta Provincia no quiso verse privada de las aporta­ciones de la Provincia de León tan necesa­rias tanto para la evange­lización de los casi treinta millo­nes de centroame­ricanos que habitarán el itsmo en el año 2.000, como para el mantenimiento de la formación, que supone el futuro de la Compañía y que, gra­cias a Dios, florece con abundantes vocacio­nes.

            Por eso, los Provinciales de León, P. Avelino Fernández, y de Centroamérica, P. Valentín Menéndez, firmaron en marzo de 1980 un acuerdo de colaboración entre ambas Provin­cias y, en 1988, se establece entre ellas la cooperación y relación fraterna que en la Compañía ha dado en llamarse "herma­namien­to" o "gemelazgo".

            Ahora que celebramos los centenarios ignacianos y los qui­nientos años de la evangeliza­ción de América, los hermanamientos de Provincias son, tal vez, una de las realizaciones apostólicas que mejor celebran estas efemérides, en clara referencia tanto a las líneas de paz y justicia internacional señaladas por las últimas Congrega­ciones Genera­les (C.G. XXXIII, nº 103), como a la visión de un solo mundo y una sola historia que, mediante los "mass media", ya viven naturalmente las nuevas generaciones y que es algo esencial al espíritu de la Compañía desde su nacimiento.

            El Secretariado de Misiones de la Provincia de Castilla tiene su sede en la calle Martínez Azcoitia de Palencia y su director es el P. Juan Luis Hoyos.

1.4 El CEMED.

            Una benemérita institución que, desde la Provincia, apoya el trabajo de los que están en la vanguardia misionera es el Centro de Medicamentos para el Tercer Mundo (CEMED), con sede en Villa­garcía de Campos (Valladolid). Allí, unos cuantos jesuitas jubilados, ancianos y enfermos, además de un empleado seglar, ordenan, seleccionan, preparan y envían toda clase de medicinas a diversas Misiones y Dispensarios necesitados del Tercer Mundo, y a otros puntos del globo donde surgen necesidades imprevistas.

            El CEMED se inició en 1966, mediante algunos pequeños envíos que el H. José Luis Ruiz, entonces Enfermero de Villagarcía, realizaba a la Misión de Taiwan. Con los años fueron aumentando las ayudas tanto de los laboratorios farmacéuticos como de perso­nas particulares y profesionales médicos. De este modo, en 1990, con la coordina­ción del H. Primitivo de Miguel, actual Enfermero de Villagarcía, se pudo llegar a enviar 121.740 kilos de medici­nas, ropa y alimentos, en 136 envíos, por un valor de cerca de ciento setenta y cuatro millones quinientas mil pesetas. Unos 18 países se benefician de esta ayuda.

            Junto a esta labor misional y humanitaria, el CEMED desarro­lla otra ayuda carita­tivo-asistencial con unos 300 Conventos de Clausura, a quienes provee de los medica­mentos necesarios.

            Todos los envíos son gratuitos para sus receptores. Los gastos de correo y transpor­te son cubiertos con limosnas de benefactores y alguna ayuda de los propios beneficia­dos. Así puede continuar esta callada, a la vez que eficaz, labor de unos jesuitas que ya con pocas fuerzas, porque las dejaron a lo largo de su vida en los trabajos del Reino, dedican su tiempo a mitigar los sufrimientos del Tercer Mundo.


2. TRABAJOS INTERPROVINCIALES

            La expansión universal de la Compañía exige también la colaboración de sus miembros con las obras internacionales o interprovincia­les, que sólo pueden subsistir con la ayuda de las Provin­cias. Así, la Provincia de Castilla tiene 9 de sus miembros en las Casas Interna­cionales de Roma y 42 en las Obras Interprovinciales de España.

            En Roma, 5 jesuitas de Castilla están en la Curia General; 2 en la Universidad Gregoriana, 1 en el Instituto Bíblico y 1 en la Casa de Escritores. Entre ellos está el Asistente de España y Consejero del P. General, P. Urbano Valero, el Subsecretario de la Compa­ñía, P. Nicolás Rodríguez Verástegui, y el secretario particular y chófer del P. General, H. Luis García. Otros son colabora­dores de diversas oficinas, profesores o el cocinero de la Curia General, H. Gregorio Bello.

            La colaboración interprovincial en España es más amplia. Hay dos institucio­nes que se llevan la parte del león: la Universidad Pontificia de Comillas y la Casa de Escrito­res, además de otras instituciones jesuíticas o civiles. Todo ello en Madrid, donde viven 57 jesuitas de la Provincia de Castilla.

            La Universidad Pontificia de Comillas -que cumplirá el próximo año su primer centenario- está atendida, entre otros, por 36 jesuitas de nuestra Provincia. Ellos son profesores de filoso­fía, teología, derecho canónico, psicología, espiritualidad, derecho, matemáticas, historia, lenguas clásicas, pedagogía, bibliotecarios, inves­tigadores y autoridades académicas.

            En la Casa de Escritores, de la calle Pablo Aranda, se publica "Razón y Fe", revista hispanoamericana de cultu­ra; "Reseña", revista de literatu­ra, arte y espectáculos; "Fomen­to Social", revista de  investigación social; "Estu­dios Eclesiás­ti­cos", revista de investiga­ción e información teológica; "Pensa­mien­to", revista de investiga­ción e infor­mación filosófica, y "Manresa", revista de espiritualidad ignaciana. Asimismo están adscritos a esta casa el "Instituto de Fe y Secularidad" y AUDI­PROL, elaborador de programas audiovisua­les. Son 7 los miembros de la Provincia de Castilla presentes en estos medios además del Supe­rior de la casa, el P. Agustín Udías.

            Hay en Madrid otros 14 jesuitas de esta Provincia que traba­jan en la Curia del Provincial de España -como el H. José Corre­dor, Secretario de la Curia- y en otras obras interprovinciales (Apostolado de la Oración, Comisio­nes Naciona­les) o compromi­sos personales. Sin olvidar, en la colaboración en obras interpro­vinciales, nuestra aporta­ción a "El Solar Español" de Burdeos, dependiente del Provincial de España.


3. EL TRABAJO APOSTOLICO DEN­TRO DE LA PROVINCIA

            La actividad pastoral de la Provincia de Castilla queda reflejada en los sectores apostólicos en que está dividida: pastoral general, educación, pastoral juvenil y vocacio­nal. Al frente de cada sector hay un Delegado del P. Provincial que coordina, anima e impulsa los esfuerzos de los jesuitas y segla­res implicados en su área.

3.1. SECTOR DE PASTORAL.
                       
            El sector de pastoral, dada la variedad de campos que abar­ca, está dividido, a su vez, en subsectores, aunque muchas acti­vidades se realizan con criterio in­tersectorial, en ámbitos regionales y en colaboración con la Iglesia local. Desde este su­puesto, son muy importantes para nosotros las plataformas que permiten la interrelación de sectores y la formación de equipos en cada uno de ellos. El Delegado del P. Provincial para este Sector es el P. Avelino Fernández; él y los coordinadores de cada subsector forman la Comi­sión Provincial de Pastoral.

            3.1.1 Subsector de Centros de Pastoral y Residencias
           
            Los Centros de Pastoral son de dos tipos: de fe-cultura y de pastoral múltiple. Los Centros fe-cultura tratan de impulsar el apostolado del diálogo con la cultura, la increencia, las otras ideologías, y llevan a cabo una la­bor de profun­dización y expre­sión de la fe de los adultos creyentes.
           
            La Provincia tiene un Centro fe-cultura en La Coruña, el Centro Fonseca. En conexión con él se está poniendo en marcha en Santiago de Compostela un "Foro de Encuentros Cultura-Evangeliza­ción". La misión funda­mental de estos centros es el diálogo con la cultura y las exi­gencias de la incultura­ción de la fe en Gali­cia. Están implicados en este trabajo 6 jesuitas que se mantienen en contacto con el equipo nacional, depen­diente del Pro­vincial de España, coordinador e impulsor de la actividad de los diversos cen­tros de las otras Provincias.

            El Centro Fonseca, de acuerdo con las directrices del Conci­lio Vaticano II y del Congreso de Evangelización y de la Compañía de Jesús, impulsa las actividades que favorezcan el diálogo abierto y plural con los que no creen o creen de manera diferen­te, entrando en el debate de lo investigado por la ciencia, dejando que aflore lo que de evangélico haya en todo ello, en­trando en contacto con los que exploran, informan, crean pautas, utilizan poderes, con una voluntad de com­prensión, respeto y encuentro. La pecu­liaridad del Centro Fonseca es la realización de estos objetivos desde el mundo de la educación, con la colaboración de la entidad "Padres y Maestros", de la que hablare­mos más adelan­te.

            Los Centros de Pastoral múltiple son plataformas de evange­lización de adultos que, llevadas en equipo, fomentan la presen­cia y el diálogo con la reali­dad social y cultural del entorno y que aspiran, como hor­izonte, a la creación de comunida­des cris­tianas estables y comprometidas.

            La Provincia de Castilla tiene 3 centros de este tipo: El Centro Ignaciano de Espiritualidad (CIE) en Burgos, el Instituto Fe y Desarrollo (FYD) en Valladolid, y el Centro Loyola de San­tander. En ellos se fomenta la formación teológica de los se­glares, especial­mente educadores y agentes de cambio social; se atiende a los problemas sociales que mayor incidencia tie­nen en la Provincia, especial­mente los relacionados con la familia y la educación de los hijos, mediante las Escuelas de Padres; se potencia el conocimiento y la práctica de los Ejercicios de San Igna­cio, tanto en la modali­dad de personalizados como en la de la vida corriente; se forman Comunidades de Vida Cristiana (CVX) de adultos.

            El CIE, en Burgos, nace en 1978 para ayudar a la clarifica­ción personal de cristia­nos adultos, desde la mística y la expe­riencia de los Ejercicios Espirituales en la vida corriente: los cursos que se organizan son preparación del sujeto de los Ejerci­cios y, desde ellos, de las comunidades cristianas para el com­promiso. A lo largo del año son unas 300 personas las que fre­cuentan esta obra, de las 600 que pasan por él. Los que se bene­fi­cian del CIE, debido a los trabajos estables de sus miembros, laicos en su mayoría, son unos 3.000. Los miembros de las comuni­dades del CIE están trabajando en Escuela de Padres, en la cár­cel, en el paro y marginación social de gitanos, en el Comité Oscar Romero de solidaridad con Centroamérica, en la educación integral de niños e indocu­mentados.

            Desde 1972, el FYD de Valladolid imparte cursos sistemáticos de formación teológi­ca y permanente, seminarios, destacando sus Semanas de Teología, tanto por los profesores participantes como por el número e interés de los asistentes. Por las mismas fechas se inicia también la Escuela de Padres que irá teniendo un creciente desa­rrollo en sus diversos cursos, participando más de 4.000 familias en 17 Centros parroquiales y de enseñanza.

            El Centro Loyola, en la Residencia de Santander, desde su creación en 1982, integra la Escuela Bíblica, los Cursos de Teología y los de Catequesis de la Confirma­ción, así como varios grupos de precomunidad CVX y grupos de oración.

            Las Residencias han sido a lo largo de su historia el marco y caldo de cultivo de las asociaciones de fieles y obras apostó­licas que nacieron a la sombra de ellas. Actual­mente, tienen como principal misión la pastoral sacramental y de celebra­ción de la Palabra en sus templos, a los que se desea transformar en espa­cios de celebración actualizada, con una línea de pastoral conso­nante con las directri­ces del Vaticano II. Una necesidad apre­miante a la que las residen­cias pueden dar una respuesta, sin compe­tir con la institución parroquial, es la que se refiere al Sacramento de la Reconciliación y la del acompa­ñamien­to espiri­tual. Sin embargo, esta necesidad y su corres­pondiente respuesta plantean un serio problema a todas nuestras comunidades, pero en especial a las Residen­cias: la actualización en el conocimiento y praxis de la moral. Para ello se está llevando a cabo un plan de formación perma­nente y actualiza­ción en torno a la dirección perso­nal, sacramen­tos -especialmen­te de la Penitencia- y predica­ción.
           
            Hay Residencias en Santander, Gijón, Oviedo, La Coruña, Santiago de Compostela, León, Palencia, Villagarcía de Campos, Valladolid y Burgos, en las que convi­ven y trabajan 153 Padres y Hermanos. En ellas tienen su sede restos de las antiguas Asocia­ciones (Congregaciones Marianas, Apostolado de la Oración, Marías de los Sagrarios, Círculo Cátolico de Obreros, Asociación de Maestros Católicos, Congregación de la Buena Muerte) y otros movimientos de nuevo cuño como la Fraternidad de Enfermos (FRA­TER), las Asocia­ciónes de Viudas (FAV), o las Aulas de la Tercera Edad.

            La FRATER fue fundada a mediados de siglo en Francia por el sacerdote secular Pierre François y pronto adquirió una expansión internacional. Está reconocida eclesial y civilmente como socie­dad internacional, nacional y diocesa­na. La FRATER de Burgos llevaba funcionando bastantes años con una vida lánguida. A raíz de la primera visita del Papa a España, en 1982, la FRATER pidió a la Compañía un local y un Consiliario que les fueron concedidos y desde entonces es la asociación más pujante de Burgos en su género: están afiliadas unas 120 personas entre minusváli­dos, enfermos y colaborado­res, y se benefician de ella unos 30 enfer­mos visitados por los socios.

            La FRATER busca la formación integral del enfermo y del minusválido como militantes cristianos, mediante actividades y cursos programados, y su inserción en la sociedad como ciudadanos útiles conforme a sus capacidades, luchando por una atención sanitaria más eficaz y por la supresión de barreras arquitectóni­cas, sociales y cultura­les.

            La primera Asociación de Viudas de España fue fundada en 1959 por un grupo muy pequeño de mujeres pertenecientes a una Congregación Mariana de Madrid, al ver su desamparo ante los organismos oficiales y ante la sociedad, pensando que su unión e intercambio de ideas les daría fuerza para tratar de ocupar, ellas y sus hijos, el lugar que les corresponde en la sociedad y en la Iglesia. El año 1969 nace la Federa­ción de Asociaciones de Viudas (FAV) que agrupa actualmente unas 378 Asociaciones, for­mando un colectivo de 300.000 asociadas. De ellas, en la Provin­cia de Castilla, hay en Salaman­ca, Burgos y La Coruña.

            Todas las Asociaciones integradas en la FAV son totalmente autónomas entre sí y persiguen los mismos fines: el desarrollo de una labor social, formación y promoción de sus miembros; la creación de lazos de amistad y solidaridad entre mujeres que se han visto privadas bruscamente del puesto que tenían en la fami­lia, la sociedad y la Iglesia; la búsqueda del modo de vivir el cristianismo en el mundo de hoy; la defensa de los dere­chos de viudas y huérfanos, siendo el portavoz oficial de una masa espa­ñola silenciosa de dos millones de viudas y tres millones de huérfanos menores de edad.

            Las Aulas de la Tercera Edad son programas de animación socio-cultural para personas mayores de cincuenta años, como educación permanente de adultos y están encuadradas internacio­nalmente en las Universidades de Tercera Edad y, en el ámbito nacional, en la Confederación Española de Aulas de la Tercera Edad.
           
            Funcionan en Santiago de Compostela, La Coruña y Vigo con un total de mil alumnos que asisten a clases de cultura, arte y terapia ocupacional, de cinco a nueve de la tarde. En Santiago, las instalaciones están ubicadas en la Residencia de la Compañía. Las Aulas son financiadas por Xunta de Galicia y tienen firmado un convenio con la Universidad de Santiago.

            El coordinador de este múltiple y variado subsector de Residencias y Centros Pastorales es el P. Joaquín García de Dios, con quien colabora el P. Isidro Gzlez. Modroño.

            3.1.2 Subsector de Ejercicios

            Los Ejercicios, más que un subsector, son el método pastoral fundamental para todo jesuita. Su conocimiento y utilización es una exigencia y la implicación de nuestros Escolares en esta tarea es una manera de mantener y hacer rendir el patrimo­nio espiritual más preciado que San Ignacio nos legó. Por eso, la activi­dad de este subsec­tor, más que potenciar las Casas de Ejercicios, es la de impul­sar el ministe­rio de dar Ejercicios según las diversas modalida­des.

            No se debe olvidar, sin embargo, la buena infraestructura organizativa y material de este subsector: 4 Casas de Ejercicios en Villagarcía de Campos (Valladolid), Celorio (Asturias), Pedre­ña (Cantabria) y Bastiagueiro (La Coruña); 1 Centro de Espiritua­lidad Ignaciana (CIE), en Burgos; 1 Escuela de Ejercita­dores seglares en el Hogar de Sta. María de Burgos y 1 Casa de Espiri­tuali­dad en Sala­manca.

            El número de jesuitas que, en la Provincia de Castilla, están dedicados, exclusiva, preferente u ocasionalmente al ministerio de los Ejercicios se acerca a los 50. Son ellos los que están poco a poco haciendo escuela. Los logros y los empeños son va­rios: el Mes de Ejercicios, de recia implanta­ción en Pedreña;  la extensión de los Ejercicios en la vida corrien­te; la creciente tendencia a los Ejercicios personalizados;  el esfuerzo por purifi­car el método.

            El principal instrumento para conseguirlo es el Centro de Espiritualidad Ignaciana para adultos. Está ubicado en Salamanca, en las remozadas instalaciones del Colegio Máximo de San Estanis­lao, teniendo en cuenta las favorables circunstancias de esta casa,  los jesuitas que allí trabajan y la tradición en esta labor. Su objetivo fundamen­tal es la profundización en la expe­riencia de la fe, mediante el estudio y profundi­zación en los Ejercicios de San Ignacio y de las formas de adaptación de este apostolado. Sirve también como  estruc­tura de apoyo a la labor de Ejerci­cios que realizan todos los jesuitas, a través de un Seminario de Ejerci­cios, provisto de biblioteca, locales aptos para la ora­ción, convivencias, etc...

            El P. Jesús Corella coordina el subsector de Ejercicios, arropado todo él con la sobresaliente contribución del Secretario Nacional de Ejercicios, P. Ignacio Iglesias.

            3.1.3  Subsector de Comunidades de Vida Cristiana

            Las Comunidades de Vida Cristiana (CVX) son la forma más "familiar", aunque no la única, de comunidades cristianas para nosotros, por cuanto en su origen, en su creci­miento y en su proyección hacia fuera está la práctica y la espirituali­dad de los Ejerci­cios.  Son la desem­bocadura natural de los grupos, comunidades y precomuni­dades juveniles de los Centros Loyola y una clara oferta para los adultos  comprome­tidos con su fe, desde la espiritualidad ignaciana. Las CVX son otra de las piezas clave de nuestro sistema Pastoral.

            En nuestra Provincia, poco a poco, se va formando un movi­miento progresivo hacia la consolidación de las CVX y ya se van perfilando núcleos esperanzado­res. Hay CVX federadas a la Comuni­dad Mundial en el Centro Loyola de Gijón (2 Comu­nidades de matri­mo­nios y postgra­duados); en el Centro de Acción Social Católica (Vanguardia), 5 comunidades con 60 personas; en Oviedo, 2 Comuni­da­des de postgra­dua­dos y en el Hogar de Sta. María de Burgos, 1 comunidad. En total 160 personas.
           
            En otros puntos de la Provincia hay precomunidades y comuni­dades aún sin federar: Valladolid, Salamanca, Santander y Vigo; en total unos 14 grupos con 200 personas caminando en línea CVX.

            3.1.3 Subsector de Parroquias

            El trabajo parroquial en la Provincia de Castilla se entien­de como pla­ta­for­mas de in­ser­ción en medios populares y de acceso a su religiosidad. Las parroquias sir­ven de pla­ta­for­ma de pas­to­ral infantil, juvenil, de preevange­lización de adultos y hacen visible la colaboración con la Iglesia local diocesana. En las comunidades parroquiales, por motivos intersectoriales, viven jesuitas que trabajan en otros campos pastorales o en actividades sociales y de marginación.

            En el territorio de la Provincia hay parroquias, llamadas "institucionales", cuya atención se regula por un contrato entre la Compañía y la Diócesis respectiva. Hay otras, en cambio, que se atienden por el compromiso personal de los jesuitas que trabajan en ellas. Las parroquias institucionales que lleva la Provincia son San Ignacio de Logroño, Ntra. Sra. del Pilar ("La Pilarica") en Valladolid, La Inmaculada y San Esteban del Mar en Gijón,  San José ("El Milagro") en Salaman­ca y San Francisco Javier en Vigo.

            Las parroquias "personales" son también numerosas en las autonomías que componen la Provincia. En Galicia: Muras y anejos en la provincia Lugo; Loxo, Riveira, Esquerente y Fuentes Rosas, junto a Touro, en la provincia de Coruña. En Asturias: San Juan de Tremañes y Santa Bárbara (Gijón). En Castilla-León: Villagar­cía de Campos, Urueña, Villardefrades, Villavellid, Castromembi­bre, Tordehumos y Pozuelo de la Orden, de la provincia de Valla­dolid; Calzada de D. Diego, Canillas, Rollán, Campo de Peñaran­da, Villar de Gallimazo, Palencia de Negrilla y Negrilla de Palencia, de la provincia de Salaman­ca.

            En total, son 32 los jesuitas de la Provincia de Castilla dedicados al trabajo parroquial, coordinados por el P. José Luis Pinilla.

            3.1.4 Subsectores de Misión Obrera-Marginación-Inserción y Apostolado Social

            En Asturias.- Se engloban en este subsector los jesui­tas que trabajan manualmente con contrato laboral, viviendo en la comunidad parro­quial de Tremañes-Gijón, y dos proyec­tos específicos de tra­bajo humano y pastoral con marginados: el Proyecto Hombre de Asturias, para la rehabilitación de drogadic­tos, y el Hogar de San José, para la acogida de niños y jóvenes con problemas familiares, en Gijón. Asimismo acoge las formas personales de inserción-incultu­ra­ción en parroquias rurales -señaladas en el apartado anterior- y está abierto a las inicia­tivas concretas que puedan surgir tanto en forma de proyectos de inser­ción como de proyectos de trabajos con marginados. Cabe señalar en este punto la colabora­ción personal de varios jesuitas en el Albergue de Transeúntes "Covadon­ga", también en Gijón.

            Durante el año 1986, un grupo de personas relacionadas con el mundo de la margi­nación juvenil se plantean la posibilidad de comenzar en Asturias un programa de rehabilitación de drogadic­tos. Para ello realizan un estudio de los distintos programas que en ese momento funcionan en España. Como consecuencia de ese estudio, se opta por el "Proyecto Hombre", tomado contacto con el Programa de Madrid y el Centro Italiano de Solidaridad en Roma. Se inician también los contactos con la Administración Regional y con la Iglesia Diocesana, así como con diversas asociaciones y personas particulares, con el fin de conocer la acogida que tendría el Programa.

            Valorando muy positivamente estos contactos, se crea en enero de 1987 el Centro Español de Solidaridad Principado de Asturias (C.E.S.P.A.), fundación que será la que se encargue del nacimiento y desarrollo del Programa de rehabilitación. La Junta del Patronato está compuesta por Cáritas Diocesana, la Provincia de Castilla de la Compa­ñía de Jesús, Hombres de Acción Católica de Gijón y personas particulares. Du­rante los años 1987 y 1988, el director y el futuro equipo realizan en Madrid y Roma los cursos de formación, mientras se ultiman en Asturias los prepara­tivos para la apertura de la fase de Acogida, que se lleva a cabo el 19 de septiembre de 1988, en Gijón.

            Sus fines son la creación de modelos de prevención de las toxicomanías, mediante estudios, documentación y encuentros con educadores y operadores sanitarios; la colaboración con las instituciones públicas para lograr un trabajo más efectivo; la puesta en marcha y desarrollo del Programa Terapéutico "Proyecto Hombre" en favor de los toxicómanos y de sus familias. Este Programa se dirige a toda clase de toxicoma­nías, de una forma personalizada y articulado en estructuras variadas que correspon­den a las etapas y a las características de un programa de recu­peración y rehabilitación que, en cada momento y en cada caso, tiene características diferentes.

            Las distintas fases del Programa son la de Acogida, en régimen de externado; la Comunidad Terapéutica, en régimen de internado y durante un tiempo que oscila entre 9 y 12 meses; la tercera fase es la Comunidad de Reinserción que tiene tres eta­pas: internado, semi-internado y externado, todo ello durante 9-12 meses. El movimiento de personas es grande, ya que Asturias es el quinto lugar de España en densidad de droga. Así, desde septiembre de 1988 hasta octubre de 1990 han pasado por la fase de Acogida un total de 307 personas solicitando información, de las que 157 continuaron en el Programa; el 52%. En un espacio de tiempo aproximadamente igual, en la Comu­ni­dad Terapéuti­ca, han entrado 91, de los cuales han permanecido en el Programa 78, lo que supone el 86%. La Comunidad de Reinser­ción funciona desde enero de 1990 y los buenos frutos del Programa "Proyecto Hombre" están empezando a recogerse.

            Por su parte, el Hogar de San José nace en 1942. Su finali­dad, desde los primeros momentos fue albergar en régimen de internado niños huérfanos o abandonados por sus padres. Era el comienzo de la posguerra y había en Gijón muchos niños y mucha­chos en esta situación. Un jesuita, el P. Máximo González, conmo­vido por aquella situación fundó el Hogar y, desde entonces, ha tenido siempre la consigna de abrir sus puertas a cual­quier niño que se encuentre en grave situación familiar, huérfano, con padres alcohólicos o desequilibrados, con madres que viven de la prostitución o en suma pobreza.

            Desde 1942 hasta 1978 el Hogar funcionó como obra de la Compañía de Jesús y vivió de subvenciones, ayudas de personas amigas, etc... En 1978 se constituye una Fundación Benéfico Particular reconocida por el Ministerio de Sanidad y Seguri­dad Social. Cabe destacar que, casi desde los comienzos, las Juntas de Protección de Menores de Oviedo y Gijón y la Diputación Pro­vincial enviaron niños en situación de marginación humana, social y familiar al Hogar de San José.

            Las edades de los recogidos oscila entre los 7 y los 18 años. Si bien hay una edad para entrar -no antes de los siete- no existe una edad tope para salir. Los chicos se van cuando dejan de estudiar, cuando su familia, en alguno de los casos, los reclama y cuando las dificultades familiares han encontrado una solución.

            El Hogar es un Centro unicamente residencial, aunque en esta palabra se contenga toda la vida de los muchachos, excepto el tiempo de las clases que reciben en los Colegios Nacionales y en las Escuelas de Formación Profesional de la zona. En el Hogar viven 120 chicos, divididos en cinco tutorías, con un educador al frente de cada una de ellas.

            En Vigo.- Radio ECCA, de la que hablaremos más adelante, la Escola Social de Galicia, y la Parroquia y Comunidad de Crisante­mo, formán también parte de este subsector de Marginación-Inserción.

            La Escola de Formación Social es una obra de la Compañía, fundada por el P. Federico González-Fierro. Al principio pertene­ció a la Diócesis de Tuy-Vigo, hasta que el Obispo se la entregó a la Compañía. Tiene su sede en el Centro de Obras Apostólicas que la Compañía tiene en la calle Velázquez Moreno, de Vigo, y es llevada por un número de personas no superior a veinte, en su mayor parte seglares, repartidas en los distintos órganos: Comi­sión Asesora, con tres jesuitas; Comité de Dirección, con un jesuita Delegado del P. Provin­cial, y los Asesores Colaboradores, entre los que se cuenta también un jesuita.

            La Escola se define como un centro de formación sociocultu­ral y de atención comunitaria, sin fines lucrativos y cuyas actividades están dirigidas de un modo especial a las personas que disponen de menos posibilidades de formación. Desarrolla sus activi­dades tanto independientemente como en colaboración con el Ministerio de Trabajo, la Dirección General de Cooperativas, o la Dirección General de Política Lingüística de la Xunta de Galicia. Son de resaltar los Programas de Promoción de la Mujer y de la Tercera Edad, así como el de Acción Cultural en Barrios, realiza­do en 35 Centros Educativos y Asociaciones Culturales, situados en su mayoría en zonas de la periferia o barrios de Vigo. El alcance de todos estos cursos y activida­des puede estimarse en unas 3.300 personas al año.

            En Valladolid.- Se cuentan en este subsector la proyección rural de INEA; el Volunta­ria­do Social, con sede en nuestra Residencia de Ruiz Hernández, la Comunidad y Parroquia de Pilarica.

            El Instituto Nevares de Empresarios Agrarios (INEA) nació en 1965, bajo la direc­ción del P. José Quintanilla, como fruto de la preocupación por mejorar el nivel empre­sarial de las explotacio­nes agrícolas de la región. Lleva el nombre del P. Sisinio Neva­res, apóstol social del mundo rural castella­no e imparte los cursos de Ingeniería Técnica Agraria. Por las aulas de INEA han pasado 1.500 alumnos y otros 2.400 han realizado por correspondencia sus diversos cursos.

            El Voluntariado Social nace como resultado de la reflexión de un grupo, funda­men­talmente de universitarios, acerca de su papel en la sociedad. Descubrieron que en nuestra sociedad, a causa de su tecnificación y burocratización, los problemas socia­les se presentan como inaccesibles, con pérdida de protagonismo del individuo como agente social, y sin soluciones totales o definitivas. Así se pusieron a actuar, para ir concre­tando la utopía que les animaba, reflexionando sobre sus actividades y sintiéndose prota­gonistas de su propia historia. Así nació el Voluntariado Social en Valladolid como un cauce para el compromi­so por una sociedad más justa y solidaria. Actualmente está desbordado por la cantidad de proyectos de desarrollo de colecti­vos marginales que recibe, presentados por Centros Cívicos a partir de los educadores de calle, las Asocia­ciones de Vecinos, Parroquias, organismos públicos como el INSERSO, Juez de Menores, instituciones de deficientes psíquicos como San Juan de Dios o ASPRONA...

            Las actividades que desarrolla el Voluntariado hacen refe­rencia a casos de fracaso escolar de los más desfavorecidos; ocio y tiempo libre con grupos con deficiencias económicas y socioam­bientales; compañía a ancianos solos y abandonados, cada vez más numerosos; reinserción social de delincuentes juveniles; trabajo con gitanos, racistamen­te marginados; disminuidos psíquicos y físicos, desintegrados y con obstáculos en nuestra sociedad. Todo ello en zonas marginales y periféricas de la ciudad. De esta forma el Voluntariado Social genera y canaliza toda la fuerza social existente para que no se desperdicie, promueve la solida­ridad a través de la participación de los volunta­rios, y desmiti­fica la eficacia de la técnica como solución de todos los proble­mas.
           
            En Burgos.-  Es de justicia hacer referencia a la Obra Social del Círculo Católi­co. Ahí están sus: 17 sindicatos, con la máxima afiliación de Burgos; 1 constructora del Círculo con 960 vivien­das en régimen de alquiler al precio de 1.000 a 1.500 pts. men­suales (!!); 1 constructora de la Caja con gran cantidad de viviendas en régimen de venta, previa concesión de créditos blandos; una constela­ción de obras benéficas y asistenciales en toda la provincia: 12 Hogares del Jubilado, una serie de biblio­te­ca­s; una red de obras educati­vas con enseñan­zas regladas y no regladas. No es una obra de la Compañía; pero ha sido y sigue siendo la Compañía el alma y el corazón de la Obra.

            Y no se puede olvidar la labor y el testimonio de las Escue­las Profesiona­les, en las que tan rica es nuestra Provincia. Sería una injusticia grave no reconocer la aporta­ción de estas instituciones a la promoción de muchas genera­ciones de jóvenes, sometidas antes (ahora ya menos, gracias a Dios) a una discri­minación cultural inadmisible. Promoción no sólo en sus orígenes, cuando el aliento social y el testimonio evangélico eran nítidos, acogiendo al hijo del minero y del emi­grante en la Fundación Revilla-Gigedo de Gijón; a los hijos de los fusilados en las Escuelas Cristo Rey de Valladolid; a los hijos de los ferrovia­rios en Miranda de Ebro... No sólo en estos orígenes tan evangé­li­camente limpios sino también en su trayectoria histórica, y en su presente,  pese a la costra institucional que hace a veces pastoralmente opaca su mediación apostólica.

            Las comunidades de este subsector están insertas en diversos medios popu­lares de Vigo, Gijón y Valladolid, como instrumento esencial de incultu­ración, y abiertas a jesuitas que se dedican a otras actividades pastorales o educativas.

            Este área apostólica está coordinada por el P. Miguel Angel Tocino en lo referen­te a M.O-Marginación-Inserción, y por el P. José María Vaca, Coordinador del Apostola­do Social de la Provin­cia.

            3.1.5 Subsector de Medios de Comunicación Social.

            Los M.C.S. son un medio de apostolado de enorme capacidad e influencia cultural en la sociedad actual. Los que existen en la Provincia de Castilla tienen objetivos de gran interés, una notable incidencia y son per­meables a la colabora­ción de otros no jesuitas y de seglares.

            A. La revista PADRES Y MAESTROS, que radica en La Coruña, está especiali­za­da en los campos de la pedagogía y educa­ción, y va dirigida a los docentes y a los padres de familia, en cola­boración e integración con el Sector de Educación. Por la diver­sidad de sus actividades es algo más que un medio de comunicación social.

            Entre sus publicaciones, se editan 10 números al año de la revista, con una difusión de 3.000 ejempla­res. "Prensa Didácti­ca", en colaboración con 5 periódi­cos españoles publica todos los miércoles un suplemento didáctico de 8 páginas, con noticias de interés para el mejor desarrollo y actualización del curriculum escolar y está integra­da en el programa nacional de "Prensa en la Escuela", del que PyM ha sido el primer impulsor desde 1977.

            PADRES y MAESTROS, como movimiento pedagógico, nace en 1965 en el Colegio de Sta. María del Mar; crece y se desarrolla en el Colegio y en él le dieron vida y participaron profesores, admi­nistrativos, padres y alumnos del Centro. En mayo de 1978 se constituye como sociedad anónima con el fin de obtener una perso­nalidad jurídica propia representativa ante entidades con las que pueda realizar contratos. La Compañía de Jesús es socio al 50 % y el otro 50 % pertenece a un grupo de seglares interesados en los temas educativos y pedagógicos.

            B. ECCA-GALICIA y ECCA-TORDESILLAS trabajan en el campo de la cultura popular, como instrumento radiofónico desde sus emiso­ras de Vigo y Tordesillas, aunque no sólo como cadena de enseñan­za sino como ayuda a la incultura­ción en Galicia y Tierra de Campos, a la promoción social y agrícola,  y a la relación fe-cultura. Traba­jan en ECCA 3 jesuitas.
           
            Radio ECCA-Tordesillas ha comenzado a emitir este mismo curso y se encuentra en período de despegue. En cambio ECCA-Galicia, con cinco años de existencia tiene matriculados 4.500 adultos, de los cuales 2.500  en el curso de graduado escolar; el resto en aula abierta (inglés, gallego, contabilidad, cultu­ra­,etc.). El profesorado está formado por una plantilla de 23 subven­cionados por la Consejería de Cultura de la Xunta de Gali­cia, más 176 colabo­ra­dores.

            La cifra de audiencia contrastada por el Estudio General de Medios es de 40.000 personas en La Coruña, Ferrol, Lugo, Monfor­te, Pontevedra y Vigo.

            Ultimamente la Radio Televisión Gallega ha galardonada a ECCA-Galicia con el primer premio de medios de comunicación con ocasión del Día Mundial de la Salud por la labor realizada en los temas de salud (drogodependencia, alimentación natural, estimula­ción precoz) emitidos para la población gallega.

            C. La revista EL PROMOTOR, editada en Palencia, es un medio de gran alcance y servicio a la religiosidad popular, con una tirada de 175.000 ejemplares en cada uno de los 11 números anua­les y llevada con un reducidísimo equipo de 2 jesuitas: el H. Laurentino Rueda, al frente de la obra durante 36 años, y el H. José Manuel Núñez, que lleva en ella 23 años como administrador. Además publican anualmente un calendario, con otra abundante tirada de 225.000 ejemplares.

            "El Promotor de la devoción a la Sagrada Familia" pertenece a la Compañía desde el 1948, año en que murió su fundador, el sacerdote secular palentino D. Valeriano Puertas Nava, que tenía gran afecto a los jesuitas y que había fundado la publicación en 1896. Entonces era una octavilla muy modesta que acompañaba a la capilla que pasaba de casa en casa por los pueblos.

            El excepcional crecimiento y expansión de esta obra se debe en buena parte al sistema de "corresponsales": son cerca de 5.500 personas, repartidos por los pueblos de España, que se encargan de repartir la revista y cobrar la suscripción (150 pts. al año!!!), con lo que se ahorra en portes y se gana en cercanía y familiaridad con los suscriptores de todas las autonomías españo­las.

            D. La EDITORIAL SAL TE­RRAE, con sedes en Santander y Valla­dolid, tiene por objetivo la formación teológi­ca, pastoral y espiritual, según la o­rientación teológi­ca que se funda­menta y brota del Concilio Vaticano II y de las últimas Congrega­ciones Genera­les de la Compañía de Jesús. Presta especial aten­ción a las relacio­nes fe-increencia, fe-justicia, fe-cultura, y al trata­miento y divulgación de la espiritualidad de la Compa­ñía.

            Sal Terrae desarrolla su misión mediante la edición de libros y la publicación de las revistas "Sal Terrae" de teología pastoral, "Homilética", revista de predica­ción litúrgica y "Cate­quética", con materiales y recursos pastorales.

            Los principales destinatarios de esta editorial son los agentes de pastoral, sacer­dotes o laicos que van creciendo en la personalización de su fe y en la asunción de responsabi­lidades eclesiales.

            La Editorial, en los 5 últimos años, ha publica­do: 146 títulos nuevos y 127 re­ediciones. En total 273 títulos, con una media de 54,6 libros/­año, es decir, 1 por semana.

            La revista "Sal Terrae" tiene 4.154 suscripciones, más alrededor de 350 ejempla­res vendidos en librerías, con un incre­mento de 70/80 suscripcione­s/año. "Catequética" está en las 3.031 suscripciones y 400 ejemplares en librerías. "Homilética"  tiene 4.414 suscripciones y unos 900 ejemplares de venta en libre­rías, con un incremento de 300 suscripcio­nes desde su nueva época.

            El reducido equipo de 4 ó 5 jesuitas que trabaja en Sal Terrae tiene un contacto real con la acción pastoral y una con­centración de medios en todo lo relacionado con la fe y con la formación humana desde la perspectiva cristiana.

            He aquí, pues, otro subsector con cuya vida y funcionamiento está comprome­tida la Provincia. Resulta ilusionante ver que no faltan jóvenes capaces y dispues­tos a enriquecer los equipos existentes y recoger, llegado el caso, el testigo. El P. Gregorio de Pablos es el coordinador de los M.C.S.

3.2 Sector de Pastoral Juvenil y Vocacional

            El trabajo con la juventud constituye en este momento una de las prioridades fundamentales de nuestra actividad apostólica, porque es éste uno de los sectores más amenazados e indefensos de la sociedad actual. La orientación y el acompañamiento de los jóvenes es una de esas apre­miantes necesidades apostólicas que surgen en nuestro entorno en los umbrales del año 2.000.

            En la Pastoral Juvenil confluyen múltiples ámbitos de ac­ción: Parroquias, Resi­den­cias, Centros Educativos, Colegios Mayores y Menores, etc. Este estilo de hacer pastoral es un objetivo apostólico, no sólo por el valor que en sí mismo encie­rra la colaboración, sino por una exigencia de economía y renta­bili­dad apostólica y del que derivará una acción unitaria en la misión apostólica de la Provincia.

            Además del trabajo pastoral realizado con los alumnos de nuestros centros educati­vos, parroquiales u otros ámbitos estruc­turados de encuentro con la juven­tud, como los Grupos Scouts, los MSM, etc., en la Provincia de Castilla la aten­ción a los jóvenes gira en torno a los Centros Loyola de Pastoral Juvenil; estruc­tura que ha ido surgiendo con fuerza en los 10 últimos años, que es ya una reali­dad muy lograda y que constituye  uno de los nervios del sistema apostólico  de la Provincia.

            Estos centros son plataformas de pastoral juvenil y vocacio­nal, que, mediante un equipo de jesuitas pertene­cientes a otras obras de la Compañía en cada ciudad, ofrecen una atención cuali­ficada a los jóvenes que deseen profundizar personal y comunita­ria­mente en su fe, en orden al discerni­mien­to de su vocación cristiana.

            Los destinatarios de los Centros Loyola de Pastoral Juvenil son, preferente­mente, jóvenes de nuestros cen­tros educativos (a partir de BUP, FP1), exalumnos y otros jóvenes que lo deseen. En ellos se incorporan progresivamente seglares como ayudantes, monito­res e, incluso, coordinadores de esta pastoral.

            Hasta el momento son ocho los Centros Loyola que existen en la Provincia: Vigo, Gijón, Oviedo, Santander, Burgos, León, Valladolid y Salamanca; y comienza a despegar otro en La Coruña, en el que confluyen los universitarios del Centro Fonseca y los grupos provenientes del Colegio de Santa María del Mar. En ellos se van creando grupos, orientados a la formación e integración en Comunidades de Vida Cristiana (CVX), como seguimien­to del proceso catecumenal y de las "convi­ven­cias" que se realizan en los cen­tros educativos.

            No sólo hay reuniones de reflexión y revisión de la vida en grupo. La rea­li­za­ción de compromi­sos apostólicos acomo­dados a su edad y grado de madurez, que comporten una confrontación fe-justicia, tiene gran importancia y presencia en los Centros Loyola. Compromisos de atención y ayuda a marginados (voluntaria­do social, campa­ñas, etc.), de colaboración en catequesis parro­quial y de presencia en el medio profesional (univer­sidad o trabajo), son donde los jóvenes realizan lo descubierto en los grupos de revisión.

            La experiencia culmen, a la que se orientan los otros medios de formación (catecu­me­nado, eucaristía semanal, convi­vencias, campos de trabajo, etc.) son los Ejercicios desde los que se discierne la vocación cristiana y su seguimiento.

            He aquí algunos datos, del curso 1989-90, que muestran la vitalidad del sector:
- GIJON: 5 Comunidades en proceso de formación: 43 universi­tarios y 4 pre­comuni­dades de BUP/COU: 65 jóvenes.
- OVIEDO: 5 Comunidades en proceso: alrededor de 40 univer­sitarios y 2 preco­mu­nida­des BUP/COU: 40 jóvenes.
- BURGOS: 5 Comunidades con 60 Universitarios y 7 pre­comuni­da­des y grupos BUP­/COU: 80 jóvenes.
- VIGO: 6 Comunidades: 60 universitarios y precomu­nidades de COU: 53 estudian­tes. Precomunidades y grupos de BUP: 126 jóvenes.
- SANTANDER: 1 Comunidad con unos 15 universitarios.
- LEON: 1 Grupo-precomunidad: alrededor de 15 universitarios y 2 pre­comuni­da­des y grupos BUP/COU con unos 30 bachilleres.
- VALLADOLID: 18 grupos, 190 universitarios y 4 grupos más de BUP/COU: 60 estu­diantes.
- SALAMANCA: 6 grupos-precomunidades: 100 Universitarios.

            A estos grupos, precomunidades y comunidades hay que añadir otras organiza­ciones, muy similares por su espíritu y estructura y que frecuentemente viven en estrecha relación con los Centros Loyola:

- GIJON, Centro Vanguardia: 3 Grupos con 35 universitarios y 3 grupos de BUP­/COU: 45 estudiantes de Bachillerato.
- BURGOS, Hogar Santa María: 1 Comunidad CVX: 60 miembros.
- VIGO, Montañeros Sta. María: 1 Grupo: 40 Universitarios.
- VIGO, Grupo LUA: 4 Grupos: 53 jóvenes.

            En total, unos 80 grupos que reúnen a más de 1.200 jóvenes; de ellos, 660 son universitarios o similares, agrupados en 50 comunidades y precomunidades; el resto, unos 560, son estudiantes de los últimos cursos de Bachillerato formando alrededor de 30 agrupaciones. Seis centenares largos de universitarios con sus Ejercicios anuales; más de quinientos Bachilleres y COUs con sus Convivencias periódicas; y todos, con sus reunio­nes semanales, sus revisiones, sus compromisos apostólicos.

            Es en este punto donde enlaza específicamente la pastoral vocacional, con un plan claramente estructurado, para aquellos jóvenes que han expresado su deseo de entrar en la Compañía de Jesús y reúnan las condiciones mínimas de edad, madurez y expe­riencia de relación con Jesucristo y de cierto conocimiento de la Compañía. Son los prenovicios. Los pilares del prenoviciado son la oración personal regular y programada, el acompaña­miento espiritual, personal y en grupo; los compromisos con realidades de increencia, injusticia o marginación; el conocimiento de la espiritualidad y modo de proceder de la Compañía; las Conviven­cias del prenoviciado como medio de confirma­ción de la decisión tomada. Y todo esto vivido en su medio natural, sin sustraer al prenovicio de su ambien­te cotidiano de familia, estudio o traba­jo, grupo o comunidad cristiana. El prenoviciado está sustentado en el trabajo de seis jesuitas de la Provincia, que aportan su colabora­ción en las distintas etapas del proceso indicado.
  
            Esta ingente tarea de pastoral juvenil y vocacional está llevada por un equipo de jesuitas, desgraciadamente no muy nume­roso -no llegan a dos docenas- que desarrolla su misión desde otras plata­formas y trabajos jesuíti­cos, coordinado por el Dele­gado del P. Provincial, P. Javier Vázquez de Prada, y por el P. Jorge L. Vázquez, en lo que se refiere a la pastoral vocacional.
           
3.3 Sector de Educación

             A lo largo de su generalato, el P. Kolvenbach ha hablado con mucha claridad e insistencia acerca de la importancia del ministerio de la enseñanza. Son de destacar, por su ámbito uni­versal, las palabras que le dedica a este apostolado en el dis­curso sobre el Estado de la Compañía, en la Congregación de Provinciales (Loyola, septiembre de 1990): «Abandonar el ministe­rio de la educación equivaldría a abandonar la evangeli­zación del mundo. Tal vea más que en otros ministerios, en este se trata de un trabajo de fe. ¿No es esta la razón por la que el peregrino Ignacio fundó los Colegios? Nuestro ministerio de la educación, ya sea formal o no, es un elemento esencial de nuestro ministerio de evangelización del que tiene necesidad la Iglesia de hoy. En el mundo en que se enfren­tan ideologías de izquierda y de derecha -no dejando los sistemas de valores lugar alguno ni al humanismo integral ni a la trascendencia- y las estructuras de opresión, las instituciones jesuíticas tienen que jugar un papel crítico en la batalla por la formación de los espíritus y de los corazones durante los años de la adolescencia que son frecuencia decisivos para la adquisición de valores básicos».

            En la Provincia de Castilla, por las obras que engloba y por la cantidad de jesuitas que ocupa, es el sector de más volumen. Está compuesto por instituciones de enseñan­zas medias y universi­tarias o parauni­versitarias. Entre las primeras se cuentan quin­ce:
 1. Centro Educativo de "La Merced y San Francisco Javier" de Burgos: 2.254 alumnos.
 2. Colegio de "Santa María del Mar" en La Coruña: 1.974 alumnos.
 3. Colegio de la "Inmaculada" en Gijón: 1.731 alumnos.
 4. Escuela Profesional "Fundación Revilla-Gigedo" en Gijón: 1.031 alumnos.
 5. Colegio "Sagrado Corazón" de León: 1.355 alumnos
 6. Centro Educativo "Sagrado Corazón" de Logroño: 2.493 alumnos.
 7. Centro Educativo "Cristo Rey" en Miranda de Ebro: 978 alum­nos.
 8. Colegio "San Ignacio" de Oviedo: 1.245 alumnos.
 9. Colegio de EGB "P. Ferrero" en Oviedo: 288 alumnos.
10. Colegio de EGB "San Estanislao de Kostka" de Salaman­ca: 530 alumnos.
11. Colegio "Kostka" de Santander: 440 alumnos.
12. Colegio de EGB "San Francisco Javier" de Santiago de Compos­tela: 361 alumnos.
13. Colegio "San José" de Valladolid: 1.911 alumnos.
14. Centro Educativo "Cristo Rey" en Valladolid: 1.929 alumnos.
15. Colegio "Apóstol Santia­go" de Vigo: 2.141 alumnos.

            A éstos hay que añadir 2 Colegios Menores: el "San Alfonso Rodríguez" de Zamora, con 165 residentes y el "Javier" de Sala­manca, con 217.

            L­as instituciones universitarias o parauniversitarias son seis: el Instituto Nevares de Empresarios Agrarios (INEA), el Centro de Estudios Superiores Técnico-Empre­saria­les (CESTE) en Santander, la Escuela Universitaria de Trabajo Social y el Centro de Investi­gación de Música Religiosa Española (CIMRE) de Santiago de Compostela, y los Cole­gios Mayores "Menéndez Pelayo" y "Loyola" de Valladolid", y el "San Agustín" de Santiago de Compostela.

            El nacimiento del CESTE se debe a un cambio de la estrate­gia apostólica de la Residencia de Santander. Todo comienza con la quiebra de las asociaciones tradicionales que encuadraban apostó­licamente nutridos colectivos de la ciudad, sobre todo, adoles­centes ("Kostkas") y jóvenes ("Luises").

            La necesidad de reencontrar a estos grupos para influir apostólicamente sobre ellos obliga a buscar nuevas fórmulas. Así, la Congregación de Kostkas, sin desaparecer del todo, se va cambiando en centro educativo -Filial "Díaz de Villegas", prime­ro, Colegio "Kostka", después- y en el Centro Cultural "Kostka", con el cine como soporte principal. En esta misma línea se busca una salida a la mortecina estructura de los "Luises" a través de  otra institución educati­va: el CESTE.

            La ocasión para poner en pie el complejo concreto del CESTE se debió a la peculiar coyuntura de la ciudad santande­rina, al talante univer­sitario de la Compañía española en aquel momento y al impulso nacional en determinados campos.

            Coyuntura santanderina.- En el año 1965, año en que nace la primera escuela del CESTE, no existían en Santander otros estu­dios universitarios que los de la Escuela Superior de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, por lo que la mayoría de los jóvenes que querían cursar estudios superiores tenían que emi­grar. Valladolid y Oviedo, ciudades universitarias, constituían densos enclaves estudiantiles de jóvenes montañeses. No obstante, gran cantidad de ellos, por distintos motivos, quedaban en San­tander y veían truncadas sus posibili­da­des de continuar los estudios una vez terminado el bachille­rato. En esta situación, abrir un centro de estudios universitarios o parauniversitarios se presentaba como una valiosa respuesta a una necesidad social objetiva y, al mismo tiempo, como medio válido y útil de seguir en contacto con grupos considerables de jóvenes.

            Talante universitario de la Compañía.- Por aquel entonces surgen con notable pujanza centros de estudios empresariales de notable prestigio, siguiendo, en parte, las directrices de la Universidad de Deusto y adaptando las orientaciones de las Escue­las de "Business Administration" de origen anglo-americano: ICADE de Madrid, ESADE de Barcelona, ESTE de San Sebastián, ETEA de Córdoba, CESA de Alicante... En este mosaico de centros pretende inscribirse el CESTE.

            Peculiar impulso nacional.- El desarrollo de los años sesen­ta, hace nacer un amplio, rico y original mosaico de nuevas profesiones, y la iniciativa privada, primero, y la estatal, después, instrumentan una serie de carreras adaptadas a ellas. Ejemplo peculiar de estos estudios son las Escuelas de Turismo, respuesta al "boom" turístico del momento.

            Con este trasfondo los PP. Manuel Gutiérrez Semprún y José Mª Bustamante ponen manos a la obra de fundar un Centro de Estu­dios parauniversitarios cuyo punto focal fuese la empresa. Para su proyecto recaban y consiguen el apoyo de empresarios santande­rinos; de esta colaboración nace, en 1968, el Patronato Montañés de Enseñanza como apoyo y cobertura financiera del mismo Centro.

            A partir de aquí se van estructurando las diversas Escuelas: Escuela de Turismo Altamira (1965), la Escuela Superior de Direc­ción de Empresas (1966), la Escuela de Secretariado Internacio­nal (1968), Mandos Intermedios, Laboratorio de Idiomas (1967) y Escuela de Informática (1978).

            En sus 25 años de existencia, el CESTE, situado en "Los Molinucos", sobre la playa de "El Sardinero", ha estado y está marcado por la evolución de la vida universitaria de Santander. De 1965 a 1991 ha llovido mucho sobre la ciudad: una Universidad entera, con diversas Facultades y Escuelas Universitarias. La creación de una Facultad de Ciencias Empresariales obligó a cerrar la Escuela Superior de Dirección de Empresas. Los estudios de Turismo, recientemente incorporados a la Universidad, están en fase de reestructura­ción a nivel nacional. La nueva Ley de Educa­ción (LOGSE) condicionará la evolución de la carrera de Informá­tica y de Secretariado.

            Cualquiera que sea su futuro, el CESTE ha cubierto una etapa de la vida académi­ca santanderina dando respuesta a la necesidad cultural de un período concreto de la ciudad y apuntando a un objetivo permanente y vital como es el de inspirar una visión humanista y cristiana de la empresa y de lo empresarial.

            La Escuela Universitaria de Trabajo Social fue fundada en 1958 como centro privado de la Iglesia, encomendado por el Arzo­bispo de Santiago a la Compañía de Jesús en su responsabilidad técnica. Está adscrita a la Universidad de Santiago, que nombra el Director y un Delegado para las evaluaciones. Administrativa­mente depende de un Patronato compuesto por veinte personalidades de las cuatro provincias gallegas. El Delegado del Patronato en la Escuela es el P. Francisco Gómez.

            El objetivo de esta Escuela Universitaria es formar trabaja­dores sociales con una preparación técnica y humanista. La carre­ra consta de tres cursos, impartidos en las instalaciones del Seminario Mayor de San Martín Pinario, al fin de los cuales, los alumnos reciben el Diploma Universitario de Trabajo Social. Actualmente el número de alumnos es de 300.

            El CIMRE nació, como obra apostólica de la Compañía, en 1976, por iniciativa del Provincial de León, P. Angel Tejerina, a fin de dar una cierta consistencia jurídica y administrativa a la biblioteca de musico­logía y música española que el P. José López Calo había ido reuniendo a lo largo de su vida. Posterior­mente, en 1985, siendo Provin­cial de León el P. Avelino Fernán­dez, se firmó un contrato público y solemne con la Universidad de Santiago, por el que la Compañía cedía el usufructo de la biblio­teca y el archivo del P. López Calo a la Universidad, a la muerte del propio P. Calo, o antes «si él y sus Superiores de la Compa­ñía de Jesús lo estimaren conveniente».

            Se trata de una biblioteca altamente especializada de más de 10.000 volúmenes, entre los que se encuentran un gran número de ediciones antiguas, ejemplares rarísimos y aun únicos, manuscri­tos, incunables, etc., así como las principales revistas musico­lógi­cas de todo el mundo, a las que el P. López Calo está suscri­to desde hace muchos años.

            Particular importancia reviste su archivo personal, con innumerables documentos transcritos por él a lo largo de su vida dedicada al estudio de la música en las catedra­les españolas y extensos ficheros, en los que hay catalogadas más de 100.000 composi­ciones de los archivos catedralicios españoles y unas 80.000 fichas biográficas de músicos españoles, sobre todo de los que sirvieron en las catedrales.

            Esta enorme riqueza documental y bibliográfica es utilizada constantemente por musicólogos que vienen al CIMRE a estudiar en él, y no solamente de Santiago y de toda España, sino también del extranjero.

            En números redondos, estas instituciones educativas trabajan con un colectivo  de 22.000 alumnos -pertenecientes a unas 19.000 familias-, 680 profesores, unos 50 no docentes adminis­trativos y otro centenar de personal de apoyo y de servicio. Los jesuitas implicados en este Sector son alrededor de 200 Padres y Hermanos, con distintos niveles de dedicación. ¡Todo un mundo!

            El volumen de centros y el colecti­vo de personas implicadas activa o pasiva­mente en él, dejan ver bien a las claras lo que este sector tiene de peso institu­cio­nal y de po­tencial pastoral. Di­fícilmente podría re­unirse un colec­ti­vo tan amplio, tan impor­tante para la socie­dad y para la Iglesia co­mo el que gira en torno a nuestras aulas.
           
            En esta tarea educativa una nove­dad, en parte reto y en parte realiza­ción es la in­corporar seglares a los puestos de dirección y responsabilidad, capaces de continuar la función evan­geliza­dora de nuestros centros educati­vos, en sinto­nía huma­na, espiritual y apostólica con el espíritu de los colegios de la Com­pañía, cuya finalidad «no ha sido nun­ca únicamente la adquisi­ción de un con­junto de información y de técnicas o la pre­para­ción para una carrera, aunque todas estas cosas sean en sí mismas importantes y útiles para futuros líde­res cristianos. El fin último de la educación secundaria de la Compañía es, más bien, el crecimiento completo de la persona, que conduce a la acción, una acción empapada del espíritu y la presencia de Jesucristo, el Hombre para los demás». (Carac­terísticas de la educación de la Compañía de Jesús, nº 167).

            Para conseguir este reto, durante la década de los 80, e impulsados por el impor­tante documento del P. Arrupe, "Nuestros Colegios hoy y mañana", se comienza a hablar de un nuevo reto en el campo de la enseñanza: la Comunidad Educativa, dentro de un marco de positiva utopía: una participación que no destruya la identidad jesuítica de cada centro. Sin formar seglares en los ideales ignacianos nunca se podrá llevar un Centro Educativo según los criterios y principios de la Compañía. Teníamos que hablarles de lo más nuestro y de las raíces vocacionales que motivan nuestro trabajo: Jesús y su Reino, vividos desde la experiencia de los Ejercicios de San Ignacio.

            Desde esta necesidad surge en nuestra Provincia el primer grupo de Convivencias de profesores, en marzo de 1983 y en la casa de Villagarcía de Campos. Será un movi­miento vivo desde esa fecha hasta noviembre de 1988, siempre en el mismo lugar, y con una participación de un tercio de todo nuestro profesorado, a lo largo de las sucesivas tandas. De jueves a sábado, el contenido que servía de pauta era analizar, reflexionar, orar y dialogar acerca de: 1) Yo educador; 2) en un Centro de la Compañía; 3) de Jesús.

            En enero de 1986 se abre el período de los Coloquios. Un grupo de colombianos, traídos por la Comisión Nacional de Educa­ción (CONED), imparte en Villagarcía de Campos el primer Coloquio que se da en España. Desde ese momento nuestra Provincia comienza a participar en ellos de una forma muy activa. Se constituye un amplio Equipo Coordinador que atiende a las distintas demandas que surgen en un movimiento que atiende no sólo a nuestras obras educativas, sino también a otros centros asociados a la Federa­ción Española de Religiosos de Enseñanza (FERE). Así se van dando tandas en Villagarcía, Vigo, La Coruña, Oviedo, Gijón... Es en abril de 1989 cuando se tiene el primer Coloquio II como respues­ta a una necesidad de más profundización para aquellos que ya han hecho el primero. A lo largo de  12 tandas de Coloquios, han pasado por ellos unos 300 profesores de nuestros centros, en su mayoría seglares con algún jesuita.

            Este amplio movimiento de Convivencias y Coloquios dio paso, desde 1986, al Grupo de Educado­res, formado actualmente por unos 200 profesores que se reúnen una vez por trimestre, rotando, por los distintos colegios, para irse formando en temas ignacianos, cristológicos y teológi­cos, presentados por especialistas en cada uno de ellos.  Hasta el momento las materias vistas han sido: el papel del laico en la Iglesia, la pedagogía en los Ejercicios de San Ignacio, Eclesiología, Cristología, Antropología Teológica y, para el próximo curso, Teología Moral. Los encuentros trimestra­les y las reuniones periódicas en cada centro van configu­rando la figura del laico colaborador en las obras apostólicas de la Compañía.

            Una novedad de este año ignaciano ha sido la creación Escue­la de Educadores, que ha impartido el I Curso de Formación para Responsables de Funciones Educa­tivas, en el Colegio Máximo San Estanislao de Salamanca. Desde el 9 al 30 de enero, 43 personas de colegios de la Compañía de España reflexionaron y compar­tieron sobre temas pedagógi­cos, directivos y pastorales. Fue el comienzo de una empresa creativa, audaz y cargada de esperanza en sucesi­vos cursos.

            Estas son las formas concretas de ir realizando la colabora­ción que el reciente­mente fallecido P. Pedro Arrupe definía en 1980: «Colaboración significa que nosotros damos, pero que tam­bién recibimos. Instruimos a los laicos en los valores humanos, en la fe, en nuestra visión ignaciana, y debemos ser muy cuidadosos en seleccionar este laico que va a trabajar con nosotros, en que sea capaz de compar­tir, o a lo menos, de apreciar nuestra visión, pero nosotros también somos forma­dos por ellos: aprendemos. Aprende­mos de la destreza, de la visión, de la expe­riencia y hasta de la espiritualidad del laico que trabaja con nosotros». (Simposio sobre la Segunda Enseñanza).



            II UN CUERPO PARA LA MISION


1. LAS PERSONAS QUE FORMAN EL CUERPO

            Origen de las vocaciones a la Compañia en la Provincia de Casti­lla. Los miembros que integran el cuerpo para la misión que es la Compañía de Jesús en la Provincia de Castilla, provienen, en líneas generales de aquellas partes en las que la Compañía trabaja y en la que su presencia ha sido y sigue siendo ejemplo y modelo de identifi­cación para muchos jóvenes que han querido continuar el camino de Ignacio de Loyola en el segui­miento de Cristo «pobre y humilde», «sumo Capitán y Rey nuestro».

            Los jesuitas que hoy com­ponen la Provin­cia de Castilla tienen un variado origen en lo que a regiones y ciudades se refie­re. Por autonomías, hay 78 gallegos, 73 asturianos, 389 castellano-leoneses, 38 cánta­bros y 25 riojanos. Los galle­gos son 29 de la provincia de Coruña, 20 de la de Pontevedra, 9 de la de Lugo y 20 de la de Orense. Entre los asturianos hay 19 naci­dos en Oviedo, 23 de Gijón y 31 del resto del Principado.

            De los 3­98 na­ci­dos en la re­gión de Castilla y León, por provincias, León cuenta con 44 jesuitas, Zamora con 31 y Salaman­ca con 52. Los de Valladolid son 65, los de Palen­cia 70 y los de Burgos 93. También hay vocaciones de las provincias en las que actualmente no hay casas de je­suitas: 7 de Soria, 14 de Segovia y 13 de Avila.

            Distribución de jesuitas por la Provincia.  Como se ha visto en las páginas anteriores, no todos los jesuitas de la Provincia de Castilla trabajan en el territorio de ella: muchos prestan su servicio fuera. En el presente curso hay en la Provincia 556 jesuitas, de los que 28 lo son de otras. En Castilla y León hay 334, 81 en Asturias, 70 en Galicia, 25 en Cantabria, 19 en La Rioja y 27 en las comunidades de estu­diantes en Madrid. Por provincias civiles hay 39 jesuitas en Coruña y 31 en Pontevedra, 37 en León, 5 en Zamora, 80 en Salamanca, 40 en Burgos, 17 en Palencia y 147 en Valladolid.

2. LA FORMACION DE UN JESUITA

            Un jesuita no se hace de un día para otro y, mucho menos, se puede compac­tar en poco tiempo un "cuerpo para la misión". La Formación es un largo proceso, impres­cindi­ble, de crecimiento, integración y personali­za­ción de todas aquellas dimensiones de las que vive y con las que actúa apostóli­ca­mente el jesuita.

            Desde San Ignacio hasta ahora, la tradición de la Compañía, mediante la forma­ción de sus miembros quiere preparar un «instru­mento» disponible que se deje regir bien por la voluntad divina (Const. nº 813). Sólo en la medida en que el jesuita sea un hombre unido a Dios será un hombre en misión. Esta unión con Dios lleva consigo la progresiva transformación personal del candidato en miembro del Cuerpo que contemplan nuestras Constituciones: «ser parte de la Compañía», encontrar «en esta y con esta Compa­ñía» su vida y recibir enteramente de ella su misión. (Formula Instituti nº1; Const. nº 51).

            La misión de la Compañía ha sido reformulada en nuestros días como «el servicio de la fe y la promoción de la justicia que la misma fe exige» (C.G. XXXII, D. 2, nº 2 y 9). Es la aplicación actual de la Fórmula del Instituto y del carisma de San Ignacio. Por ello, el proceso formativo de la Compañía tiene presente esta opción decisiva de todo el cuerpo apostólico de la Compañía.

            La Formación es un importante sector de nuestra Provincia del que forman parte todos aquellos implicados en crear hombres para la misión, instrumentos aptos para discernir los signos de Dios en las criaturas y los acontecimientos, amándole y sirvién­dole en ellos, haciendo su voluntad.

2.1 La formación en cifras

            En la Provincia de Castilla el Sector de Formación ocupa un buen porcentaje del total de jesuitas que trabajan dentro de nuestras fronteras. En el presente curso, 10 novicios y 46 Esco­lares ocupan 5 comunidades de Formación dentro de la Provincia según la siguiente distribución: Noviciado: 10; Juniorado: 13; Filosofía: 5; M­agist­erio: 8 (1 en servicio militar); Te­ología: 15; Est­udios Especiales: 5.

            El servicio de Formación está consti­tuido por las personas que atienden las diversas comunidades de jóvenes en forma­ción. Son un total de 6 jesuitas y cuentan con el apoyo de otros 9 que colaboran en las tareas de una comunidad de estas caracte­rísti­cas. En total, entra "agentes" y "pacientes", 65 personas se encuentran implicadas en este importante sector cargado de futu­ro. Siendo el total de la provincia de 648 jesuitas adscritos, el porcentaje resultante es del 10.03 % del conjunto.

2.2 La formación en los documentos

            Cronológicamente, es la carta del P. General, Peter Hans Kolvenbach, de 28 de diciembre de 1988, referida al período que va desde el Postnoviciado hasta el Magiste­rio, el documento más próximo del que se dispone para trazar las líneas maestras de esta etapa de la vida del jesuita. Pero a él hay que añadir el Orden Nacional de Formación (ONF), aprobado por el P. General el 12 de septiembre de 1984, y promulga­do el 31 de Julio de 1985, por el entonces Provincial de España, Ignacio Iglesias, en un volumen que reunía entre su tapas el ONF, el ONE (Orden Nacional de Estudios) y la Preparación para las Ordenes.

            El ONE había sido promulgado en 1981 y era traducción de las "Normae Generales de Studiis" (1979) y aplicaba la Constitución Apostólica "Sapientia Christiana". Del mismo año 81 procedía también el Documento para la Prepara­ción de Ordenes. Lo que hacían estos documentos de la reciente historia de la Asistencia de España era acomo­dar las directrices de las Congregaciones Generales XXXI y XXXII. La primera de ellas dedica cinco decretos a la Formación. El Decreto 8 actualizaba las normas de la III Parte de las Constituciones: «Del conservar y aprovechar en el espíritu de los que quedaren». El Decreto 9 revisaba los Conteni­dos de la IV Parte: «De instruir en letras y otros medios de ayudar al prójimo...» Los Decretos 10, 11 y 12 se referían a la Tercera Probación e incorporación a la Compañía.

            Por su parte, la Congregación General XXXII dedicaba el Decreto 6 a la Forma­ción de los jesuitas, en especial la apostólica, y a los estudios. Por último, la Congrega­ción General XXXIII refrenda los contenidos de las dos anteriores al tratar la Forma­ción para la misión en varios apartados de su primer Decreto: «Compañeros de Jesús enviados al mundo de hoy».

3. LAS ETAPAS DE LA FORMACION

3.1 El Noviciado
            3.1.1 Los objetivos.

            Según el Orden Nacional de Formación, «el objetivo global del Noviciado es discernir la vocación ‑el novicio y la Compañía juntamente‑ mediante un período de iniciación, probación y forma­ción, que la clarifiquen y confirmen».

            «El Noviciado es un período de iniciación teórica y expe­riencial en la vida espiri­tual, en la vida religiosa y en el carisma mismo de la Compañía. Es también un tiempo de probación. El candidato debe discernir si el camino que pretende seguir es realmente para el la llamada el Señor a su vida. Conjuntamente con él, la Compañía discierne si es apto para trabajar apostóli­camente en ella, como Sacerdote o como Hermano».

            «El Noviciado es la primera etapa de un largo proceso de formación integral del candidato en las distintas dimensiones que se desarrollan en este proyecto. Esta etapa culmina con la incor­poración a la Compañía mediante los votos del bienio. En ellos, el novicio queda comprometido definitivamente con la Compañía y esta se obliga a proseguir el discernimiento hasta la incorpora­ción final».

            El conocimiento de Cristo, de la Iglesia y del mundo, de la Compañía y de sí mismo son las realidades cuya integración funda­mental se procura en el Noviciado. El Orden Nacional de Formación lo expresa claramente:

            «Conoci­miento y experiencia de Jesucristo: El novicio conso­lida su vivencia de fe, de manera que, progresivamente, sus reacciones, ante las diversas situacio­nes, sean 'cristianas'. Avanza en el 'conocimiento interno' del misterio de cristo, de su persona, de su obra, y de su 'sensus Christi' personal ayudándose de la mediación de María, como rasgo específico de la espiritua­lidad ignaciana».

            «Conocimiento del Instituto: El Noviciado es el momento apropiado para conocer con profundidad el conocimiento de nuestro carisma, nuestra historia, nuestras Constitu­cio­nes. No se trata de adquirir simplemente un conocimiento teórico, sino de contras­tar la historia y la espiritualidad de la Compañía con la propia vocación para adquirir el 'sensus societatis' y una adhesión afectiva que ayude a crear en el novicio un fuerte sentido de pertenencia»

            «Conocimiento de la Compañía actual: La vida comunitaria inserta al novicio vitalmente en la Compañía. Se hace indispensa­ble la vivencia de un grupo comuni­tario que acompañe a los novi­cios en el proceso de maduración. Este grupo de jesuitas simboli­zará la nueva realidad a la que el novicio quiere y desea perte­ne­cer. De aquí que los jesuitas que viven en el Noviciado deben adquirir conciencia de su peculiar misión en esa comunidad».

            «El trabajo y el contacto con otros grupos de jesuitas de la ciudad y de la Provincia será también conveniente para la inte­gración en el cuerpo apostólico de la Compañía. Con este contac­to, el novicio adquirirá el sentido pluralista de nuestra voca­ción, conocerá la riqueza de los hombres que componen este cuer­po, incluso sus limita­ciones y sobre todo, empezará a compartir el mismo espíritu que alienta a todos a vivir una misma voca­ción».

            «Sentido de la Iglesia y del mundo: La Compañía está al servicio de la Iglesia y, en virtud de nuestro carisma, en espe­cial disponibilidad para recibir del Papa la 'misión', partici­pando así de la misión de Cristo».

            «Ya desde el Noviciado el jesuita se forma en este espíritu eclesial de prontitud para colaborar  con el Papa, los Obispos, sacerdotes, religiosos y miembros de la Iglesia, y de solidaridad con ellos. Ama a la Iglesia como es y se compromete con ella, en el espíritu que nos enseña San Ignacio en las reglas para el sentido verdadero que en la Iglesia militante debemos tener».

            «El Concilio Vaticano II ‑cuya puesta en práctica es tarea que nos ha sido encomen­dada especialmente‑ y las Congregaciones Generales XXXII y XXXIII nos dan una visión de la Iglesia compro­metida con el mundo al que Dios amó hasta entregar a su propio Hijo».

            «Conocimiento de sí mismo: El Noviciado constituye un momen­to privilegiado para la reflexión y el conocimiento propio, sin el cual es imposible construir una vida. El novicio ha de valo­rarse en su justa medida, conocer sus talentos, sus afectos desorde­na­dos, su propia realidad y la historia de su propia salvación. Ha de crecer en libertad y responsabilidad personal, en equilibrio afectivo, en  capacidad de amor y de amistad, de diálogo y de comprensión».

            «Este crecimiento no se efectúa sólo ni principalmente a través de la intros­pec­ción, sino también en la relación y en la confrontación consigo mismo, con la comuni­dad, con la acción y con el P. Maestro».

            3.1.2 Las actividades

            Nuestro Noviciado -San Francisco de Borja- está en Vallado­lid. A las siete de la mañana da comienzo la jornada y tendrá por inicio un rato largo de oración que, junto con su correspondiente examen, ocupa desde las 7,30 a las 8,40. Le sigue el desayuno y un tiempo dedicado a los servicios de limpieza y mantenimiento del edificio del Novicia­do. De 10, a 11,30 tienen lugar los correspondientes cursos de formación, seguidos de media hora de descanso y un tiempo de estudio personal que, dos días a la semana, es sustitui­do por un recreo. A las 13,45 se realiza el examen del mediodía, que vendrá seguido por la comida y el descanso.

            A las cuatro de la tarde vuelve el Noviciado a ponerse en marcha, con dos horas dedicadas también a cursos de formación. Un rato de descanso, da paso, a las 19,00 a un tiempo en el que se suceden la lectura espiritual, la oración y la Eucaristía. Tras la cena, a las 21,00, el día se remata con un descanso y el examen de la noche a las 22,45.

            A lo largo de los días se van desgranando los distintos cursos y experiencias. El año primero de Noviciado tienen los novicios una introducción del Antiguo y Nuevo Testa­mento, un curso sobre la Teología de la Vida Religiosa y otro de Historia de la Compa­ñía. En lo que a formación en la espiritualidad igna­ciana se refiere, los novicios de primero ven la partes Primera, Segunda y Tercera de las Constituciones y la Autobio­grafía de San Ignacio. Completan este programa con estudios de Latín, Lectura y Oratoria. El P. Maestro, Albino García, y un equipo de jesuitas colaboradores se encar­gan de las lecciones.

            Cristología, Sacramentos e Iglesia son los temas teológicos del segundo curso de Noviciado. También se ven las restantes partes de las Constituciones, así como los ya mencionados cursi­llos de Historia de la Compañía. La identidad del jesuita es tratada  mediante textos tales como: "Inspiración Trinitaria del Carisma Ignaciano", "La misión, clave del carisma ignaciano", "La disponibilidad como actitud fundamental", "Contem­plativos en la acción", "Fe y justicia" (Decreto 4º de la Congre­gación General XXXII), o el curso sobre los Votos religiosos. Latín, Inglés, Informática, Mecanografía y Taqui­grafía completan el plan de cursos del Noviciado.

            Las experiencias, repartidas entre los dos años de Novicia­do, son de suma importan­cia en la formación del novicio. En el primer año, durante el curso, el Mes de Ejerci­cios, experiencia fontal del carisma ignaciano; el Mes de Hospitales; el trabajo en ASP­RONA con deficientes psíquicos, y las catequesis en las parro­quias y pueblos cercanos. Durante el verano, los novicios de primero colaboran en las enfermerías, cocinas u otras dependen­cias de nuestras comunida­des, participan en convivencias de pastoral juvenil en Salamanca, y trabajan con los presos de la cárcel de Burgos.

            Las experiencias del segundo año son, durante el curso, la catequesis, la colabora­ción con las convivencias juveniles de nuestros centros educativos y la experiencia de comunidades, un momento oportuno de probación para el novicio que, viviendo duran­te un mes en alguna de nuestras comunidades, puede realizar una satisfacto­ria síntesis entre el ideal y la realidad. En el verano son más variadas: Camino de Santiago, con jóvenes de nuestros centros pastorales; convivencias con los prenovicios en Zamora; colaboración en Residen­cias y en la Casa de Ejercicios de Villa­garcía, y trabajo con drogadictos en el "Proyecto Hombre" de Bilbao.

3.2 El Juniorado

            En el presente curso se cumplen once años de la existencia del Juniorado de Salamanca en su actual configuración. Los oríge­nes se encuentran en octubre del año 1979, cuatro años después de que se creara el nuevo Noviciado de Valladolid, al cual quiso ofrecer la continuidad de las estructuras de Formación. Ya que se había comparti­do la refundación de un Noviciado tras los duros años de las crisis vocaciona­les, las antiguas Provincias de  Castilla y de León decidieron continuar su colabo­ración en esta nueva casa.

            Previamente a este nuevo emplazamiento, los recién aprobados Escolares acudían al Colegio Menor de Salamanca, los de León; o al piso de Cascajares (Valladolid), los de Castilla. Los primeros fueron acompañados por el P. Laureano Cuesta y los segundos por el P. Ismael García.

            Dada esta etapa intermedia, el actual Juniorado de Salamanca se establecía en discontinuidad con el Juniorado de San Estanis­lao, que había desaparecido a finales de los sesenta.

            La antigua Casa de Ejercicios fue el lugar escogido para esta nueva época. Era un ala del pabellón norte de la casa, habitable sin apenas necesidad de obras estructura­les y vacía después de haber sido habitada durante un tiempo por la Casa Sacerdotal Diocesana. Tres han sido los Rectores que el juniorado ha tenido durante estos tres años: P. Jesús Díaz Baizán (1979‑1982); P. Inocencio Martín Vicente (1982‑1988); P. Luis María García Domínguez (de 1988 a nuestros días).

            El número de juniores ha variado notablemente de año en año, dependiendo del grupo de novicios que pasaban a esta etapa. Llegado el año 84, en el que el número de juniores se incrementó hasta veintiséis, se abrió una segunda fase del mismo Juniorado, conocida por Juniorado II (J2), con la finalidad formativa, no sólo de desahogar la congestión del J1, sino también de dar un ritmo diferenciado a los juniores del tercer curso. Inaugurado en octubre de 1986, estaba situado en el ático del Colegio Menor Javier, siendo responsable del mismo el Rector del Juniorado y con un responsable "in situ", el P. José Luis Pinilla. Tal fórmu­la tuvo su final en octubre de 1989, al disminuir el número de juniores, pero todavía permanecen tres Escolares (antiguos juniores) en aquella comunidad.
           
            Actualmente, el Juniorado lo forman diez juniores distribui­dos en cuatro cursos. En su mayoría comienzan la carrera de Filosofía en la Univer­sidad Pontifi­cia de Sala­man­ca. Algunos cursan otras especialidades como Filología (hispánica y trilingüe), Historia o Profesorado de EGB. Además del Rector, completan la comunidad un Herma­no, indis­pensable cocinero y comprador; un veterano Padre especialista en Ejercicios; el Delega­do Provincial de Pastoral; un joven sacerdote que, al tiempo que termina sus estudios de pedagogía, desempeña la importante tarea de Ministro, y otros dos jesuitas más.

            3.2.1 Los estudios
«Pero se hizo estudiante, y con el cartapa­cio bajo el brazo iba un día tras otro a escuchar los dictámenes de los "maes­tros", y por las noches la luz del mísero candil le acompa­ñaba en sus repeticiones hasta caer rendido».

«No le habían podido las bombardas, ni los ayunos, ni las cárce­les, ¿le iban a poder los legajos y las sentencias...? Estudió con ahínco, y cuando vio que no le podían dejar en paz con las minu­cias de quienes no sabían ver en él al hom­bre de Dios, se puso de nue­vo en camino hacia París. A estudiar en po­breza, y a apren­der con lenguaje de hom­bres lo que ya sabía de memoria en la lengua de Jesús».
                                                                                       (Cristóbal Sarrias, en "JESUITAS")

            Siguiendo las indicaciones señaladas en los textos programá­ti­cos de la Compañía, los estudios giran fundamentalmente en torno al primer ciclo de Filosofía, según el Plan de la Universi­dad Pontificia de Salamanca. Dicho plan se completa con otras materias oficiales del segundo ciclo para facilitar la continua­ción de esos estudios en la Univer­sidad Pontificia de Comillas. Quienes realizan otros estudios, bien por que los traigan inicia­dos ya o porque parezca oportuno que sean iniciados ahora, cursan al menos el ciclo mínimo de Filosofía,  más conocido por "preteo­lógico", de cara a los posteriores estudios de Teología.

            Junto al programa de estudios universitarios que cada uno de los juniores pueda tener, todos tienen alguna otra materia fuera de la Universidad: idiomas modernos, en la Escuela Oficial de Idiomas, a partir del segundo año de Juniorado; clases de lengua­je, lectura y redacción, los de primero; clases particulares de lenguas clásicas en algunos casos; etc.


            3.2.2 Vida espiritual

            Brevemente; la vida espiritual es lo que da sentido a todo lo anterior.  El junior ha de personalizar y hacer suyo todo cuanto  ha vivido y aprendido a lo largo de la cuali­tativa y cuantitativa experiencia del Noviciado. La formación espiritual pretende formar al hombre del discernimiento en lo pequeño y cotidia­no, capaz del encuentro con Dios en la oración y en la acción.

            Piezas importantes de esta formación espiritual son la oración personal y el examen cotidiano, la Eucaristía comunitaria y el acompañamiento personal frecuente con el P. Rector, auténti­co instrumento de autoconocimiento y aprendizaje de discerni­miento espiri­tual. Objetivo importante del Juniorado es el de responsabilizar a cada uno de su propia formación espiritual, de su respuesta personal a la vocación que ha recibi­do. Por ello tiene gran importancia el proyecto personal que cada uno elabora y el com­promiso con el mismo, como un medio de autoevaluación.

            Los Ejercicios anuales se cuidan especialmente, de manera que se hagan con buenos conocedores de esta riqueza ignaciana y en régimen de experiencia perso­nalizada. Así es como resultan un momento privilegiado de confrontación de su vida, y de confir­ma­ción y revisión de la marcha personal.
           
            El triduo de renovación de Votos, en Pascua, y los retiros comunitarios (Adviento, Cuaresma, Pentecostés...) ayudan también a que la experiencia perso­nal se vaya conso­lidando. Se procura, dentro de esta dinámica, que haya algún cursillo de espirituali­dad ignaciana (Navidad) para que así no se pierda el contacto con nuestras fuentes.

            3.2.3 Vida Comunitaria

            Dícese que la vida comunitaria es, necesariamente, menos "jugosa" que en el período anterior (y así lo constata el P. General en su carta). El junior debe estar más tiempo sólo, en parte por necesidad de su programa personal de estudios y en parte por la necesaria dispersión de la nueva vida. Pese a ello, la comunidad tiene sus mo­mentos comunes de encuentro más formal: Eucaristía diaria, reuniones semanales por curso, reunión de toda la comunidad, servi­cios comunitarios, deporte... Y, por supuesto, otros momentos de encuentro más informal que ayudan no menos que los primeros y se viven al hilo del diario ritmo de comidas, sobremesas, descanso comunitario, excursiones, etc.

            3.2.4 Formación apostólica

            Siendo la intelectual la principal actividad de este perío­do, no es la única de las contempladas en todos los documentos. En concreto la formación apostólica tiene lugar mediante la participación en activi­dades de pastoral y en los trabajos pre­vios y poste­riores de preparación y evalua­ción de dichas activi­da­des.

            De hecho, se colabora con nuestras obras de Salamanca Cole­gio Menor Javier, Parroquia del Milagro, Centro Loyola‑CVX. También con otras parroquias diocesanas, una rural y otra en un barrio periférico de la ciudad, o con la Pastoral Universitaria Diocesana y un grupo juvenil de religiosas.

            Una presencia variada y apropiada a las necesidades de cada uno que ofrece la oportunidad de trabajar en equipo, a enfrentar­se personalmente a algunos retos y, en definitiva, a ejercitarse como futuro apóstol. La distribución adecuada de horarios para cada dedicación impide la interferencia con otras necesidades ineludiblemente presen­tes en la formación del Juniorado.
           
            Otros momentos extraordinarios de pastoral están constitui­dos por las colabo­racio­nes en algunos grupos de Convivencias de nuestros centros, así como la participa­ción en Pascuas organiza­das por la pastoral de la Provincia u otros lugares.

            3.2.4 Actividades de verano

            Ya son habituales determinados cursillos veraniegos especí­fica­mente organi­zados para este período de la formación. La segunda quincena de Julio está ocupada por las jornadas dedicadas a los Medios de Comunicación Social, que alternativamente se centran cada año en los Pequeños Medios o en los Medios de Comunica­ción de Masas. No sólo los junio­res de nuestra Provincia son los destinata­rios de esta experien­cia, sino que los Juniorados de Loyola y Portugal comparten esta cita anual ofreciendo cada uno de ellos la posibilidad de dife­rentes sedes de la parte norte de la península. El Equipo de Padres y Maestros, profesores de Audiprol y colabo­radores de Reseña, animan y dirigen académicamente las jornadas.

            Asimismo han empezado a tomar cuerpo los estudios de infor­máti­ca. Durante una semana de septiembre y con un total de 30‑35 horas se va avanzando en este rico mundo de instrumentos del trabajo académico, en concreto, que ofrece el ordenador;  camino ya iniciado en el Noviciado.

            Las experiencias de verano son, a todas luces, momentos especiales de forma­ción. En general, son perseguidos varios objetivos: la formación pastoral, el conocimiento de obras de la Provincia y ayuda en las mismas, inserción en medios y pastorales más populares, etc. Creatividad y prudencia son los dos polos entre los que se mueve la búsqueda de experiencias que enriquez­can positivamente a los juniores. El exceso o carencia de la una o la otra pueden limitar en el presente la oferta de trabajos, pero lo que se advierte de antemano es el provecho que todo junior puede obtener en dichas experiencias.

            En los últimos años se ha colaborado habitualmente con algunas Residencias y Enfermerías de la Provincia; Radio ECCA ha permitido las prácticas de nuevos locuto­res; algún grupo ha hecho peregrinación; se ha colaborado con algún campo de trabajo juve­nil; otros han trabajado en el mantenimiento de la casa (pintura y obras); algunos han sido profesores o tutores del curso de español para jesuitas extranjeros de Salamanca. Por último, la salida al extranjero durante el verano para la ampliación de los estudios de idiomas es planteada a partir del tercer curso.

            Según las propias palabras del P. General, «el recuento de cuanto se pide en nuestros documentos ‑para esta etapa‑... puede dar la impresión de una sobre carga... difícil de evitar» para el escolar con sus votos de bienio recién hechos. Por eso el Junio­rado resulta en su conjunto una época bastante ocupada, abierta a muchas posibili­dades, en la que se pretende integrar (a veces en difícil tensión), por una parte la llamada de horizonte uni­versal y apertura que la Compañía presenta y, por otra, la nece­saria personalización de una respuesta que se fragua en lento trabajo de estudio, discernimien­to y oración.

3.3 Magisterio

            El Magisterio es la etapa, normalmente antes del estudio de la Teología, en la que durante 1 o 2 años el joven jesuita -el "maestrillo"- se dedica a la acción apostólica en las obras de la Compañía. Para él «es un tiempo de formación y de prueba; de conoci­miento experiencial de la Compañía activa, de sus misiones concretas y de la Iglesia concreta a la que la Compañía sirve; de conocimiento de sí mismo, de sus cualida­des y limitacio­nes en el campo de la acción, de su responsabilidad y capacidad de trabajo en equipo, de inserción en obras y comunidades reales de la Compañía, de su iniciativa apostólica; de su integración entre la acción apostó­lica y la vida espiritual; de madura­ción psicoló­gica y afectiva» (ONF). Con cierta fre­cuencia esta experiencia se hace también en Países del Tercer Mundo, de primera evangeliza­ción o de población no creyente.

            Hoy, en la Provincia de Castilla, hay 7 maestrillos. De ellos, 6 están en obras educativas (Colegios de Gijón y Vigo y Escuela Profesional de Gijón), y uno traba­ja en los campos de refugiados en la frontera de Thailandia con Camboya.

3.4 Teología
           
            El estudio de la teología es un hito importante en la vida del escolar de la Compa­ñía. En esta etapa se ponen las condicio­nes para que el jesuita progrese «en el mayor grado posible en su madorez humana, religiosa y apostólica, de tal manera que la opción por el sacerdocio en la Compañía y la inserción apostólica en la Iglesia y en la sociedad se concretan en una decisión cada vez más libre y convincentemente toma­da». (ONF)
           
            El programa de estudios teológicos para el jesuita es el fijado por la Santa Sede para todos los sacerdotes. Además, la Compañía exige, al menos, la licenciatura, lo que ocupa no menos de cinco años. Pero estos estudios no pueden hacerse sin una referencia íntima y seria a los preocupaciones de la Iglesia y de la sociedad. El estudio de  la teología capacita al estudiante jesuita para un diálogo crítico entre la reflexión teológi­ca y la cultura moderna, entre la fe y los problemas reales que preocupan a los hom­bres que le rodean, con una inquietud evangelizadora y misionera.

            Nuestros estudiantes de teología son 15, de los que 4 siguen sus cursos en el extranje­ro: en Frankfurt (Alemania), Belo Hori­zonte (Brasil) y Berkeley (Cali­fornia, USA). Todos los demás son alumnos de la Universidad Pontificia de Comillas en Madrid.

3.5 Tercera Probación

            La Tercera Probación es la última etapa de la formación en la Compañía. A partir de 1979 se pone en funcionamiento estable en la Provincia, en el Colegio Máximo San Estanislao de Salaman­ca. El Instructor será desde entonces hasta la fecha, el P. Angel Tejerina. Está estructu­rada durante seis meses, en grupos de 12‑15 tercerones prove­nientes de diversas Provincias de la Compa­ñía. Hasta el momento, 133 tercerones de 36 Provincias. Su actual forma  tiene un notable grado de aceptación y resultados muy satisfacto­rios.

            3.5.1 Objetivos
            Los objetivos que se buscan en la Tercer Probación, como etapa de formación en la Compañía, están claramente perfilados en las Constitucio­nes.

            A. «...acabada la diligencia y cuidado de instruir el enten­dimiento, insistir en la escuela del afecto, ejercitándose en cosas espirituales y corporales que más humildad y abnegación de todo amor sensual y voluntad y juicio propio y mayor conocimiento y amor de Dios Nuestro Señor puedan causarle: para que habiéndose aprovechado en sí mismos, mejor puedan aprovechar a otros a gloria de Dios nuestro Señor». (Const., 516)

            B. «Que cada uno llegue a formar la deseada síntesis de su formación espiri­tual, apostólica e intelectual» (C. G. XXXI, D. 8, nº 45) intentada a lo largo de toda la formación, especialmen­te en aquello que cada uno la sienta más débil.

            C. Unificación de toda su personalidad y reconciliación del joven jesuita con su pasado, consigo mismo,  con los demás y con el Señor.

            D. «Tiempo de reconsideración y de reflexión acerca de la obligación total del jesuita, que ya lleva muchos años en contac­to con la realidad de la Compañía viviente y operante». (Arrupe, A. R. XV, 553)

            E. «Sincera confrontación con la Compañía de Jesús..., confronta­ción de su vida personal con la vida de una Compañía que sin duda trabaja con deficiencias, pero que es movida por el espíritu de Dios y desea realizar la misión que tiene en la Iglesia y en el Misterio de Cristo». (Ibid.)

            F. Serenar las primeras experiencias apostólicas y ministe­riales, una vez termina­dos los estudios y las experiencias de la Iglesia en ellas y comprobar, por reflexión orante sobre estas experiencias, el nivel personal de integración del esfuerzo humano y de la acción del Espíritu en su vida, y con ello ini­ciarse expe­rimentalmente en el hábito de serenar periódicamente la actividad apostólica para darle cada vez mayor calidad y hondura. (O.N.F., nº 60)

            Para realizar esta finalidad, según el Orden Nacional de Formación, es indis­pensa­ble reservar un espacio psicológico y un tiempo suficientemente largo y distanciado de las ocupaciones y preocupaciones habituales, no inferior a seis meses seguidos, bajo la ayuda de un experto en las cosas del Espíritu. Es un medio fundamental la abierta confrontación de testigos que se produce en este encuen­tro.

            La experiencia de Ejercicios durante un mes, es un medio insustituible, al igual que el estudio de la Constituciones y la profundización en los grandes temas de la espiritua­lidad ignacia­na con ayuda de expertos.

            También combinar, en la forma más adecuada, que respete, estimule y comple­men­te los medios antes indicados, una cierta "praxis" pastoral que "pruebe" la capacidad de testimoniar a otros la propia vivencia espiritual, y complemente la experiencia previa a tercera probación; por ejemplo, experiencia directa de situaciones de injusticia y pobreza, dirigir Ejercicios, ayudar a otros en discernimiento, promover experiencias de oración, confrontación espiritual con creyentes y no creyentes, etc.

            3.5.2 Plan de actividades

            Los cursos, charlas y lecturas de estos meses están dividi­dos en tres bloques fundamentales:

            I. PREPARACION Y MES DE EJERCICIOS: La Autobiografía de San Ignacio, notas para la propia autobiogra­fía, la biografía juvenil de Iñigo de Loyola, formas, técnicas y métodos de oración.

            II. DOCUMENTOS FUNDACIONALES DE LA COMPAÑIA: Deliberación de los Primeros Padres, Bulas de Pablo III y Julio III, Constitucio­nes de la Compañía de Jesús, Diario Espiritual de San Ignacio, Cartas de San Ignacio, Seminario para el estudio de los Ejerci­cios, la relación de ayuda: "Forma de tratar y conversar con las gentes" (Const. 814), la comunidad en la Compañía, Diario Inten­sivo (Ira Progoff), como instru­mento de reconciliación.

            III. INSTITUTO Y CONGREGACIONES GENERALES: Del Decreto IV (C.G. XXXII) al Documento único (C.G. XXXIII), lectura en clave eclesial del Documen­to úni­co (C.G.XXXIII), precisio­nes sobre "nuestra misión hoy" (C.G. XXXIII), vida espiri­tual (C.G. XXXIII), pobreza y administra­ción de bienes, discerni­miento comunita­rio, niveles de obediencia al Sumo Pontífi­ce, el Hermano jesui­ta, la Educación en la Com­pañía (P. Arru­pe, CC.GG. 32 y 33, P. Kolvenbach), Historia de la Compañía.


                                                                  * * * * * * *


            Hasta aquí está visión rápida pero, a nuestro entender, iluminadora de la Provin­cia de Castilla en el año de los Aniversarios Ignacianos. Como quedó dicho al comienzo de este capítulo, no hemos pretendido hacer una exhaustiva descripción pormenorizada de todo, sino únicamente dar unos brochazos impresionistas que, en su conjunto muestren ágilmente los rasgos más significativos de esta parcela del cuerpo para la misión que es la Compañía de Jesús.


            Que, con la mediación de San Ignacio, «el Espíritu que guió a la Compañía naciente, nos impulse a todos a dar cuerpo a los desafíos de la espiritualidad ignaciana, que no cesan de interpelarnos, a fin de que en las obras podamos "amar y servir en todo a su Divina Majestad". Que Nuestra Señora de la Estrada nos acompañe a lo largo de todo este año y de toda nuestra historia, en nuestro esfuerzo de fidelidad a la gracia de nuestra vocación». (P. General, Alocución final de la Congregación de Provinciales, Loyola, 26-IX-1990).

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