Salmo Responsorial: Salmo50
Segunda Lectura: Rom 6,3-11
Evangelio: Mc 16, 1-7
Sin
embargo, con demasiada frecuencia, nuestra fe está embalsamada y es una fe más
propia de un camposanto.
Como
si adorásemos a un difunto. Como si nuestra fe tuviera más que ver con un recuerdo
agradecido que con una actualidad ardiente y viva...
Jesús
Nazareno ha resucitado, amigos míos. Está vivo y presente.
No
revivido, ni vivo en nuestra memoria y en nuestros ideales, sino vivo y
presente para siempre, aquí y ahora. Toda nuestra fe, dos mil años de
cristianismo, las decisiones de millones de personas se basan en esas palabras
que nos llegan hasta hoy. No está aquí. ¡Ha resucitado!
Dejemos
de honrar a un cadáver. Porque Él está vivo.
Perplejidad
Es
interesante volver a meditar sobre el inquietante evangelio de Marcos. En él
vemos que, tras el anuncio del ángel, Marcos no teme escribir un final
desconcertante en el versículo 8, que la liturgia no incluye.
Ellas
salieron huyendo del sepulcro, pues estaban temblando y fuera de sí. Y no
dijeron nada a nadie, del miedo que tenían. (Mc 16,8).
El
Evangelio de Marcos termina con el silencio. Una huida comprensible ante un
acontecimiento de tal magnitud. Indudablemente, sin embargo, ese "no digas
nada a nadie" ha cambiado, de lo contrario no estaríamos hoy aquí para
celebrar al Resucitado.
¿Por qué Marcos termina su relato de esta manera tan poco edificante?
Sufrimiento
El
domingo pasado, en la lectura de la Pasión de Marcos, sólo las mujeres
permanecieron en la escena descrita por el evangelista. Los discípulos – hombres
ellos - habían huido, aterrorizados. El pueblo que antes aclamaba al Señor se
había cansado de él. Los sumos sacerdotes sólo deseaban eliminarlo.
En
la espesa oscuridad y el abatimiento, sólo este pequeño grupo de mujeres era la
esperanza de que no todo estaba perdido.
Pero
hoy, sin embargo, hasta esas mujeres huyen. La última esperanza que quedaba se
derrumba.
Marcos,
el discípulo de Pedro, es muy claro y brutal: todos somos frágiles, nadie puede
estar seguro de su fe y de su camino.
Y
no lo dice para asustarnos o como una persona resignada. Lo dice porque él
mismo lo ha experimentado.
Entonces,
¿qué? ¿Debemos rendirnos ante la evidencia de que es imposible permanecer
fieles al Señor?
Evidentemente
no. Alguien permanece en la escena. Adivina quién.
Un joven
No
un ángel nos dice el evangelio, sino un joven es el que anuncia la
resurrección.
Es
el mismo joven, no un ángel, que ya encontramos en Getsemaní: el joven que huye
asustado, desnudo, dejando la sábana blanca, la misma que encontramos ahora.
Está
sentado a la derecha (¿un guiño al Mesías…?), vistiendo el manto blanco. Pero
esta vez no huye como hizo en Getsemaní.
Es
el catecúmeno que se preparaba para recibir el bautismo, el que ha escuchado
con atención el relato de Marcos. Y que, horrorizado, escuchó el fracaso de
Jesús. Ahora es él quien se convierte en testigo de la resurrección.
La
necesaria desnudez que experimentamos ante nuestra limitación nos libera para
dar testimonio del resucitado.
Ese
joven somos nosotros. Somos tú y yo, testigos de la resurrección.
Anuncio
Él
anunciaba: ¿Buscas a Jesús de Nazaret, el crucificado? ¡Ha resucitado, no está
aquí!
Y
nosotros ¿cómo lo anunciamos? Proclamándolo a los que nos encontramos de
múltiples maneras. Lo proclamo cuando pongo mi vida y mis conocimientos al
servicio del Evangelio. Lo anuncio haciendo mi trabajo con honestidad y
entrega. Anuncio la Resurrección diciéndomelo a mí mismo cada día.
Yo
soy el testigo sentado junto a la tumba. Tú eres el que anuncias la
resurrección…
Feliz
Pascua, porque si Jesús ha resucitado tendremos que buscar las cosas de allá
arriba. Hay que dejar deprisa el sepulcro, porque la muerte no ha logrado
custodiar la fuerza inmensa de la vida de Dios.
Cuéntatelo
a ti mismo y repítelo a los demás: que Jesús está vivo, porque pocos lo saben.
Incluso los cristianos parecen haberlo olvidado.
Y,
sin embargo, toda nuestra fe está en aquella tumba vacía.
Feliz
anuncio de la Pascua.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.