Nacido en 1905, el colegio Saint-Michel de Bruselas al principio no tuvo sino una capilla provisional. La iglesia actual fue construida por voluntad del primer rector del colegio, el Padre Edmond Leroy. El 20 de julio de 1908 el nuncio apostólico, monseñor Tacci Porcelli, puso la primera piedra. Acabada la construcción, el 29 de octubre de 1910 la iglesia fue bendecida por el Padre Devos, Provincial de la Compañía de Jesús en Bélgica y el 9 de julio de 1912 solemnemente consagrada por monseñor Joseph Van Reeth, S.J, obispo de Galle. La iglesia fue dedicada a San Juan Berchmans, joven jesuita belga, muerto en 1621 en Roma, con sólo 22 años, durante los estudios de filosofía.
La iglesia posee bonitas vidrieras que permiten contemplar los misterios de la vida de Cristo en las naves laterales, además de los grandes rosetones que, en el transepto norte, representan a la Virgen María circundada por doce personajes del Antiguo Testamento, antepasados de Cristo, y en el transepto sur santos y santas de Bélgica. En el coro se pueden admirar algunas vidrieras que representan las tres personas de la Trinidad, San Miguel y San Juan Berchmans, aparte de otros santos jesuitas. Una serie de estatuas de santos jesuitas adorna la nave central. Se trata por tanto de una iconografía esencialmente masculina, jesuita y belga, en línea con el estilo del colegio, en una época en la que era reservado sólo a los chicos y en la que los extranjeros eran raros. La escuela mixta se introdujo en 1982, mientras que las nacionalidades se multiplicaron en las numerosas embajadas cercanas, a causa del papel europeo de Bruselas. Quince estaciones componen el Via Crucis pintado sobre madera, cuyo último cuadro representa la resurrección de Cristo.
En cien años la iglesia ha visto pasar millares y millares de alumnos. Actualmente éstos –unos 2.300 en total– la frecuentan cuatro veces el año: al principio y al final del año escolar, en tiempo de Adviento para una celebración o una eucaristía, y en el período cuaresmal para una celebración penitencial. Las celebraciones de los scouts y las guías son más frecuentes, pero a menudo el lugar elegido es la cripta.
Estando menos ocupada por el colegio ¿qué papel puede desempeñar hoy nuestra iglesia en una ciudad como Bruselas? En primer lugar hay que decir que está ubicada en un puesto privilegiado. El instituto de Estudios Teológicos ofrece cursos de filosofía y teología abiertos al público. El teatro Saint-Michel la utiliza para conciertos y obras teatrales; allí se tienen las “grandes conferencias católicas” y conferencias-debate organizadas por los antiguos alumnos del colegio. En otro edificio, se encuentra el Jesuit Refugee Service, la comisión nacional “Justicia y Paz”, y la “Pax Christi Valonia-Bruselas”. Hace falta decir que los aspectos intelectuales, culturales y sociales están ampliamente asegurados. Esto permite a la iglesia focalizarse principalmente en la dimensión espiritual. Al no ser parroquia, es una iglesia de elección y las personas que la eligen saben que es una iglesia dirigida por los jesuitas.
Nuestro mundo padece de falta de referencias. El modelo familiar se pone en tela de juicio. La competitividad en el trabajo es fuerte y causa un estrés constante. En esta realidad nosotros buscamos ofrecer a las personas una eucaristía íntima y piadosa, diversos modos de recibir la misericordia del Señor, un clima de confianza y serenidad. Invitamos a hacer una parada, a ralentizar el ritmo, a favorecer la vida interior. Proponemos una introducción a la oración y al discernimiento. Algunos releen su vida y se dejan acompañar. Y nosotros compartimos con ellos cuanto tenemos de más específico: los Ejercicios Espirituales y la espiritualidad ignaciana. Examinamos todo con mayor concreción.
Cada fin de semana celebramos seis misas para unos 1.200 fieles. La misa del sábado, a las 5 de la tarde, reúne un público más maduro; a las 6 celebramos la misa de “Fe y Luz”, es decir para las personas minusválidas, sus familias y amigos. El domingo, las celebraciones de las 8,30 y las 10,00 de la mañana son de nuevo frecuentadas por un público más adulto, mientras que la misa de las 11,30 es para las familias y la de las 6 y media de la tarde reúne a numerosos jóvenes y profesionales. Finalmente, el último domingo del mes esta misa es animada por los jóvenes.
Cada segundo domingo del mes hay otras dos celebraciones. A las 11,30 de la mañana, en la capilla “Notre-Dame des Apôtres” se reúnen las familias con niños pequeños y a las 6 de la tarde se celebra la misa “que coge tiempo”, dura, en efecto, una hora y media: una hora dedicada a la liturgia de la palabra, durante la cual se introduce un período de meditación personal en silencio de veinte minutos, y luego siguen cinco minutos de compartir el fruto de la oración personal en pequeños grupos de cinco personas.
¿Qué es lo que atrae a la gente en nuestra iglesia? El edificio es espacioso, luminoso y caliente, la insonorización es perfecta y la moqueta agradable. En todo caso el confort material no es lo esencial. No tenemos coro, pero sí buenos animadores que hacen cantar al público de modo muy participativo. Las homilías están muy bien cuidadas. Los sacerdotes preparan sus prédicas a la perfección, tanto más cuando es sólo uno el que habla en todas las misas de cada fin de semana y cuando el texto de la homilía aparece luego en el sitio de la iglesia: www.eglisecsm.org
Este año hemos organizado una “Semana de Oración Acompañada”. Se trata de una introducción a la oración. Las personas se comprometen a rezar cada día durante media hora, a releer su oración y su jornada y a encontrarse semanalmente con un acompañante. Treinta personas han participado en este proyecto. Durante la Cuaresma de 2008 han hecho los Ejercicios Espirituales en la vida corriente 37 personas y otras 17 han hecho lo mismo durante el Adviento de 2008. Se trata de dedicar durante un mes una media hora a la oración diaria, un cuarto de hora cada tarde a la lectura y un acompañamiento diario. Todo esto ha dado fruto a los que han hecho la experiencia, y también a toda la comunidad. La perseverancia de estos ejercitantes se ha reflejado positivamente en el fervor de nuestras asambleas.
No siendo parroquia, ofrecemos solamente los sacramentos de la eucaristía y de la reconciliación. Uno puede confesarse cada día en horarios determinados. Estos servicios son importantes, tan más cuando en Bruselas son muy raros. El responsable de la iglesia, teniendo su despacho justo al lado, recibe a numerosas personas sea para un acompañamiento espiritual regular o más largo que para confesarse. En los períodos de Adviento y Cuaresma organizamos celebraciones de reconciliación en las cuatro misas más importantes de cada fin de semana. La homilía es reemplazada por una preparación inmediata al sacramento de la reconciliación. La misa se detiene durante veinte minutos para permitir a los fieles confesarse, gracias a la presencia de doce sacerdotes disponibles. Es claro que no todos los fieles se confiesan, pero todos tienen la ocasión de releer brevemente su vida y sacar conclusiones. Los sacerdotes siguen confesando mientras la eucaristía va adelante.
Cinco veces el año, de las 7 y media de la tarde a las 11 de la noche, organizamos las “veladas de curación y reconciliación”. Son largas veladas que convocan a numerosas personas para momentos de alabanza, adoración, enseñanza, oraciones de curación y reconciliación individual. Los participantes provienen principalmente de diversos grupos de la Renovación en el Espíritu, muy diferentes de nuestro público habitual.
Dos veces el año ofrecemos los folletos de Navidad y Pascua con las meditaciones del cardenal Danneels, arzobispo de Malinas-Bruselas. En junio de 2008 a causa del año de San Pablo hemos ofrecido dos folletos sobre este Apóstol. En Adviento, hemos preparado un folleto con los comentarios a las tres lecturas de cada domingo y otro con un comentario completo al Evangelio de San Marcos en vista del año litúrgico B. Estos textos invitan a los fieles a entender y saborear mejor la Palabra de Dios. También ponemos a disposición de las personas una rica biblioteca de literatura ignaciana en la que están presentes también las publicaciones de las ediciones “Fidélité”, además del semanal cristiano “Dimanche”.
Los jesuitas se ocupan de las numerosas misas, de las confesiones, del acompañamiento espiritual, de las homilías y de la pastoral juvenil y de adultos. Estos jesuitas pertenecen a las tres comunidades del barrio Saint-Michel: la comunidad Saint-Michel, la comunidad Saint-Bellarmin, del instituto de Estudios Teológicos, y la comunidad La Colombière, de los jesuitas ancianos y enfermos. Numerosos laicos nos echan una mano en las diversas actividades (animación, lecturas, limpieza y organización logística). Para el acompañamiento espiritual individual y la animación recurrimos a la ayuda de algunas religiosas de espiritualidad ignaziana y a la Comunidad de Vida Cristiana. De los adornos florales de la iglesia ocupan una docena de señoras, mientras otra señora anima un taller de dibujo bíblico muy estimado tanto por los pequeños como por los adultos.
Esperamos celebrar el centenario de nuestra iglesia a fines de septiembre del 2010.
André de L’Arbre, S.J.
Traducción: Juan Ignacio García Velasco S.J.
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