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domingo, 8 de diciembre de 2013

DOMINGO II DE ADVIENTO (Ciclo A)

Primera Lectura: Is 11,1-10
Salmo Responsorial: Salmo 71
Segunda Lectura: Rom 15,4-9
Evangelio: Mt 3,1-12

Basta con ver un noticiario para caer en depresión (y no sólo económica): tensas luchas políticas intestinas, la crisis que se resiste a una solución estable, las diplomacias internacionales que hacen lo que pueden quedando siempre mal.
Si hubiera un Bautista en alguna parte –y los hay- todos acudirían a él para buscar un camino de salida, un camino que nos sacase del túnel, que nos diese esperanza.
Como el Papa Francisco que la semana pasada ha publicado su Exhortación Apostólica “La alegría el Evangelio”: una bocanada de esperanza y alegría para los miembros de una Iglesia amedrentada y triste. Un impulso para salir de un discreto cenáculo a una casa abierta y acogedora.
Sólo un párrafo como muestra: “Invito a cada cristiano, en cualquier lugar y situación en que se encuentre, a renovar ahora mismo su encuentro personal con Jesucristo o, al menos, a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor». Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos abiertos. Éste es el momento para decirle a Jesucristo: «Señor, me he dejado engañar, de mil maneras escapé de tu amor, pero aquí estoy otra vez para renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor, acéptame una vez más entre tus brazos redentores». ¡Nos hace tanto bien volver a Él cuando nos hemos perdido!”.
Como lo hacen hoy Isaías, Pablo o Juan Bautista en las lecturas que hemos escuchado.

En espera
Nos preparamos a la Navidad de 2013 para ser acogidos y no abandonados. Acogidos por la desconcertante noticia de un Dios que se hace hombre, de un Dios que arriesga todo convirtiéndose en un niño frágil e inerme.
Muchos cristianos se creen que lo son simplemente porque creen en la llegada a la historia del Señor Jesús;  ¡pero no hace falta ser cristianos para creerlo! Somos cristianos si deseamos, en la sencillez y en la pobreza del deseo, que Cristo nazca en nuestros corazones.
¡Venga, ánimo, los que buscáis a Dios, dejaros hechizar por Cristo, dejaros fascinar por su Palabra, ánimo!

domingo, 1 de diciembre de 2013

DOMINGO I DE ADVIENTO (Ciclo A)

Vigilancia evangélica para sobrevivir al otro nacimiento consumista y comercial


Primera lectura: Is 2,1-5
Salmo responsorial: Salmo 121
Segunda lectura: Rom 13,11-14
Evangelio: Mt 24, 37-44

Hoy, en este primer domingo de Adviento, emprendemos el nuevo año litúrgico, en el que domingo a domingo celebraremos la eucaristía reflexionando sobre las actitudes fundamentales y sobre el sentido de la vida cristiana. El Adviento se nos presenta así como un tiempo de espera del Dios que viene cada día a nuestra vida y que vendrá al final de los tiempos en su segunda venida. Es, por tanto, un tiempo de esperanza activa. No se trata de esperar preguntándonos qué va a pasar, sino más bien preguntándonos qué es lo que tenemos que hacer.
Alrededor nuestro, en cambio, todo es preparación comercial de la Navidad, con infinidad de cosas puestas al servicio de los regalos, del consumismo, de la diversión... Implacable como el tiempo que corre, el principio del Adviento señala la cuenta atrás hacia la tragedia del comercio navideño. Ahora ya sabéis que tenéis que poneros a buscar regalos, a organizar la cena de Navidad con su velada, sacar el abeto ecológico, mientras los buenos comerciantes ya han empezado a exponer todo el instrumental “santaclausístico” por si acaso alguien se olvidara de que en Navidad hay que hacer regalos, a costa del sueldo que no basta para llegar a fin de mes porque, como se sabe, la economía no nos deja.
Esto es ridículo: el Adviento, nacido litúrgicamente para prepararse y esperar la Navidad, para convertir el corazón a la buena noticia de un Dios que viene a comprometerse con nosotros, hoy se ha convertido en el único instrumento posible para resistir y sobrevivir a ese otro nacimiento consumista y comercial.

domingo, 17 de noviembre de 2013

DOMINGO XXXIII DEL TIEMPO ORDINARIO (Ciclo C)

Primera lectura: Mal 3, 19-20
Salmo responsorial: Salmo 97
Segunda lectura: 2 Tes 3, 7-12
Evangelio: Lc 21, 5-19

La finalidad de la Palabra de Dios que acabamos de escuchar no es describir el futuro, sino darnos como creyentes fuerza y coraje para que podamos vivir con autenticidad el seguimiento de Jesús, en medio de las pruebas y dificultades, reconociendo el valor del tiempo presente.
Está claro que las cosas no van bien, lo sabemos de sobra.
Los acontecimientos del mundo nos inquietan, añoramos un poco la bendita ignorancia de los tiempos pasados y el resignado fatalismo de quién, por ejemplo, recibía por correo la noticia de que debía ir a morir en alguna estúpida guerra pensada por algún genio de la política o custodio de un nacionalismo excluyente… pero las cosas quedaban más lejanas (ojos que no ven, corazón que no siente).
Hoy, en cambio, te llegan las noticias inmediatamente por el móvil: la tragedia diaria de los emigrantes en Lampedusa, en Ceuta y Melilla, ahora agravada con los alambres de “concertinas”; la situación en Siria que es una catástrofe; las olvidadas guerras en África que se eternizan, mientras Europa mira para otra parte; la economía que está parada; la mala política que hace huir de su entorno a las personas normales; la tendencia de la gente al pleito y al litigio que es enorme.
La pequeña aldea global ya salpica también la piel de cada ciudadano, todas las calamidades nos llegan al instante: los hermanos filipinos han sido destruidos por la furia del tifón Yolanda; los de Madrid invadidos por la basura, llenar la costa gallega de chapapote no cuesta un duro; una gran mayoría de gente no tiene un trabajo digno de este nombre y quisieran coger un fusil si supieran a quien disparar... La rabia y la indignación, hermanos, es el pan de cada día…
El miércoles pasado, el Papa Francisco decía: ”He recibido con dolor la noticia que hace dos días en Damasco, algunos golpes de mortero han acabado con la vida de niños que volvían de la escuela y con la del conductor del autobús que los transportaba. Otros niños han resultado heridos. ¡Recemos para que no sucedan jamás estas tragedias! Recemos con fuerza. Estos días estamos rezando y uniendo nuestras fuerzas para ayudar a nuestros hermanos y hermanas de Filipinas, afectados por un tifón. ¡Estas son las verdaderas batallas que hay que combatir! ¡Por la vida, nunca por la muerte!”.

domingo, 10 de noviembre de 2013

DOMINGO XXXII DEL TIEMPO ORDINARIO (CicloC)


Primera lectura:  2 Mac 7, 1 -2. 9-14
Salmo responsorial: Salmo16
Segunda lectura:  2 Tes 2, 16 - 3, 5
Evangelio:  Lc 20, 27-38

El levirato era una norma mosaica difícil de entender desde nuestra sensibilidad contemporánea. El sentido de pertenencia al clan familiar era tan fuerte en Israel, que un cuñado tenía que dar un hijo a la viuda del propio hermano, si éste moría sin dejar descendencia. El hijo nacido de esa unión habría de tomar el nombre del difunto, garantizando así una descendencia a la familia. Esta norma, todavía practicada en entornos ultra ortodoxos en Israel, da a los saduceos la ocasión de poner en dificultad a Jesús.
La ocasión nace de una discusión entre Jesús y los saduceos. (¡Dichosas discusiones en las que, hoy como entonces, se trata de engolar la voz para escuchar el propio ego mientras se habla y se presume de cultura, sin realmente ponerse en juego!)
Los saduceos, a diferencia de los fariseos, representaban el ala aristocrática y conservadora de Israel; consideraban la doctrina de la resurrección de los muertos una inútil añadidura a la doctrina de Moisés, que había crecido lentamente en la reflexión del pueblo y formulada definitivamente sólo en tiempo de la revuelta de los Macabeos, de la que se habla en la primera lectura.
Así, cruzando la teoría no compartida de la resurrección con la costumbre del levirato, le proponen a Jesús un caso paradójico: la famosa historia de la viuda "matamaridos."

domingo, 3 de noviembre de 2013

DOMINGO XXXI DEL TIEMPO ORDINARIO (Ciclo C)


Primera lectura: Sab 11,22 - 12,2
Salmo responsorial: Salmo 144
Segunda lectura: 2 Tes 1,11 - 2,2
Evangelio: Lc 19, 1-10

Hoy la Palabra de Dios nos habla de pecado y de perdón. Es difícil hablar del pecado; difícil y embarazoso.

Estamos suspendidos entre dos actitudes fruto de nuestro inconsciente y de nuestra cultura. De una parte provenimos de un pasado que tuvo muy presente, hasta la saciedad, lo qué era pecado. Hasta el punto de que la ley de Dios y la de los hombres se iban mezclando y confundiendo poco a poco, haciendo olvidar lo esencial.
Muchas personas que vivieron toda su vida muy atentas a no pecar obedecieron a una moral común, más que al evangelio, eran pecadores porque era muy fácil serlo en un mundo hipercrítico y controlador. Se dice que tampoco la Iglesia ayudó mucho a hacer crecer a las personas en aquella situación, no lo sé, si fue exactamente así, pero es posible.
¡Hoy, en cambio, vivimos un tiempo en el que parece que se ha abolido el pecado por decreto: la moral común se reduce a la mínima expresión; lo que es justo y lo que no, aunque sea equivocado, lo decide la mayoría; la conciencia, si existe, se tiene que adecuar al entorno, ¡faltaría más! Un tiempo en el que vivimos rodeados de gente severa e intransige con los "otros" –los políticos a la cabeza- pero siempre bastante blandos al valorar nuestras pequeñas coherencias y razones: (¡que le levante la mano quién no ha tenido nunca una excusa lista cuando le han asestado una multa!). La Iglesia últimamente también ha acabado en el punto de mira: es fea, sucia y mala; y todos sus miembros también, a nadie se excluye de ser sospechoso por ser creyente. En fin, un buen avispero. Pero tranquilos que lo hay peor.

viernes, 1 de noviembre de 2013

SOLEMNIDAD DE TODOS LOS SANTOS (1 de noviembre)




Primera lectura: Ap 7, 2-4.9-14
Salmo responsorial: Salmo 23
Segunda lectura: 1Jn 3, 1-3
Evangelio: Mt 5, 1-12a
   

Dejemos, hoy, que sea la parte más auténtica de nosotros la que prevalezca, la que crezca, la que tome el mando en nuestras vidas. Y pidamos a los santos, a los que están en el calendario y a los otros muchos que se agolpan en el Reino de Dios, que nos ayuden a creer, a apoyarnos en la esperanza, a enseñarnos a querer como ellos lo han sabido hacer. ¡Que nuestra vida se convierte en transparencia de Jesús, el Señor, el único camino hacia Dios! 

Hoy la Iglesia celebra en una única fiesta la santidad que Dios derrama sobre las personas que confían en él. ¡Una fiesta extraordinaria, que hace crecer en nosotros el deseo de imitar a los santos en su amistad con Dios! 
  ¡Qué bonito convertirse en santo! Ciertamente no por las imágenes y los devotos que encienden cirios a sus pies.... Sino porque llegar a ser santo significa realizar el proyecto que Dios tiene sobre nosotros, significa convertirse en la obra maestra que él ha pensado para nosotros. Dios cree en nosotros y nos ofrece todos los elementos para convertirnos en santos, como él es Santo. Sólo Dios es Santo, pero desea compartir esta santidad con nosotros. ¡La santidad, como diría santa Teresa de Lisieux, no consiste en hacer cosas extraordinarias, sino en hacer extraordinariamente bien las cosas ordinarias!
Hoy es la fiesta de nuestro destino, de nuestra llamada. La Iglesia en camino, hecha de santos y pecadores, nos invita a fijarnos en la verdad profunda de cada persona: tras cada mirada, dentro de cada uno de nosotros, se esconde un santo en potencia. Cada uno de nosotros nace para realizar el sueño de Dios y nuestro puesto es insustituible en este mundo.  
El santo es el que ha descubierto este destino y lo ha realizado; mejor aún: se ha dejado hacer, ha dejado que Dios tome posesión de su vida.  

domingo, 27 de octubre de 2013

DOMINGO XXX DEL TIEMPO ORDINARIO (Ciclo C)


Primera lectura: Eclo. 35, 12-14.16-18
Salmo responsorial: Salmo 33
Segunda lectura: 2 Tim. 4,6-8.16-18
Evangelio: Lc. 18, 9-14
 
Sobrevivir en la fe, en estos frágiles tiempos, pide de nosotros una constancia y una determinación digna de un mártir. Los ritmos de la vida, los continuos tirones que nos alejan de la visión evangélica, en concreto un cada vez mayor y sutil desaliento, nos impide vivir con serenidad nuestro discipulado cristiano.  
Un cristiano adulto con familia, si logra desembarazarse de la organización de la vida cotidiana (trabajo, escuela, gastos…) difícilmente logra organizarse una vida interior que vaya más allá de la Misa dominical. Y eso cuando le encaja bien.  
Pero si no logramos cada día encontrar un espacio, aunque sea pequeño, de oración e interioridad, no lograremos conservar la fe. 
 
La oración cristiana 
La oración es una cuestión de fe: es creer que el Dios que invocamos no es una especie de sumo organizador del universo que, si lo corrompemos, hasta podría concedernos lo que le pedimos. Dios no es un poderoso al que tenemos que halagar, un juez corrupto al que tengamos que convencer, no es un subsecretario al que pedimos recomendaciones, sino un padre que sabe lo que necesitamos. 
Si nuestra oración fracasa -parece que nos dice Jesús- es por falta de insistencia.  O por falta de fe.  
Hoy, con la ácida parábola del publicano y el fariseo, se nos sugiere otra pista de reflexión. 

sábado, 26 de octubre de 2013

Declaración sobre Siria de los Provinciales jesuitas en Europa

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Los Provinciales jesuitas de Europa y Oriente Medio han aprobado una declaración sobre Siria en su reunión anual en Roma, celebrada del 17 al 23 octubre de 2013.

Nosotros, los Provinciales Jesuitas, como superiores mayores de Oriente Medio y de Europa, acogemos con calor las recientes palabras del Santo Padre sobre Siria. Con toda su fuerza, ha alertado a la opinión pública internacional sobre la tragedia de Siria y ha pedido “…a todas las partes en el conflicto que escuchen la voz de su conciencia y que no se cierren exclusivamente a sus propios intereses”. Con él, también nosotros declaramos que “jamás el uso de la violencia trajo como resultado la paz”, sino que el único camino hacia la paz es a través de una cultura de encuentro y de diálogo.

Migraciones y asilo hoy – “No podemos poner fronteras a nuestra preocupación”.

ataudesLos Provinciales jesuitas de Europa y Oriente Medio han aprobado una declaración sobre Migraciones y Asilo en su reunión anual en Roma, celebrada del 17 al 23 octubre de 2013. Esta declaración ha sido aprobada también por los Provinciales jesuitas de África y Madagascar.

Migraciones y asilo hoy – “No podemos poner fronteras a nuestra preocupación”. Roma, viernes 25 de octubre de 2013
Todos hemos visto, en las últimas semanas, el terrible sufrimiento causado a los inmigrantes y sus familias, de forma dramática en la reciente tragedia de Lampedusa. En los últimos veinte años, miles de personas han muerto en su intento de llegar a Europa. El Papa Francisco visitó Lampedusa y expresó su indignación y pesar por el sufrimiento desesperado de los inmigrantes. Los Provinciales jesuitas y los Superiores Mayores de Europa, Oriente Medio y África-Madagascar representamos a más de 6.000 jesuitas en dos continentes. Nos unimos al Papa en su preocupación por los migrantes, que corren enormes riesgos para encontrar una vida mejor y huir de situaciones que ponen en peligro su vida en sus países de origen. Hacemos esta declaración porque creemos que este es un momento de urgencia para nuestras sociedades frente a esta grave cuestión moral.

domingo, 20 de octubre de 2013

DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO (Ciclo C)


Primera lectura: Ex 17, 8-13a
Salmo Responsorial: Salmo 120
Segunda lectura: 2 Tim 3, 14-4, 2
Evangelio: Lc 18, 1-8
 
Los textos de hoy nos hablan de oración. A los cristianos nos gusta la oración, hablamos de ella, necesitamos de ella.    
Sentimos una fuerza extraordinaria que proviene de la meditación orante de la Palabra.  Pero tantas veces  rezamos mal y despistados, como en otras muchas cosas. No siempre logramos por la mañana levantarnos pronto para recortar al día diez minutos para la oración y,  por la tarde, a menudo el cansancio se impone a los buenos deseos de un momento de pausa al anochecer.
 Yo como sacerdote tengo la suerte inmensa de estar cada día en contacto con la Palabra y ese contacto frecuente con ella me ensancha el corazón.  
A veces, es pesado rezar. Amigas mías monjas de clausura que oran muchas horas al día por los demás,  me comentan con humor que, a veces, se cansan de rezar. ¡Parece un chiste!
Y es que convencer a alguien de la necesidad e importancia de la oración es imposible. Y, por otra parte, es igualmente imposible que quien haya descubierto el rostro de Dios en la oración, llegue a abandonarla.  
La oración es una experiencia única y personal, que se aprende a medida que se practica: los libros para enseñar a orar sólo sirven al que los escribe.

domingo, 13 de octubre de 2013

DOMINGO XXVIII DEL TIEMPO ORDINARIO (Ciclo C)


Primera lectura: 2 Reyes 5, 14-17
Salmo responsorial: Salmo 97
Segunda lectura: 2 Tim 2, 8-13
Evangelio: Lc 17, 11-19
 
Jesús está subiendo hacia Jerusalén, con el rostro endurecido, decidido a dar testimonio del Padre, cueste lo que cueste. Los apóstoles no saben que el Maestro ya intuye los derroteros de su misión y que esta sensación, en lugar de derribarlo, no hace más que motivarlo y empujarlo a la entrega total de sí. 
En el camino se hacen encontradizos  diez leprosos que gritan a distancia. 
La lepra es una enfermedad terrible y desoladora, que pudre el cuerpo, el espíritu y las relaciones humanas.
De los diez uno es extranjero, hostil, un samaritano; pero la enfermedad y el dolor igualan a las personas, sin distinciones de raza o religión o etnia. El sufrimiento es y permanece como la experiencia más común del vagar humano. 
Los leprosos gritan su dolor, su abandono, su lento e inexorable pudrimiento.
Éste es el cuadro que nos pinta el Evangelio de hoy. 
Jesús les dice que vayan a los sacerdotes para ser curados. A veces Jesús nos cura a plazos, nos pide ponernos en camino para ver los resultados. A veces Jesús, tan simpático, nos pide que vayamos a un cura para ser curados. 



martes, 8 de octubre de 2013

DOMINGO XXVII DEL TIEMPO ORDINARIO (Ciclo C)


Primera lectura: Hab 1,2-3; 2, 2-4
Salmo Responsorial: Salmo 94
Segunda lectura: 2 Tim 1,6-8.13-14
Evangelio: Lc 17, 5-10
 
Vivimos tiempos difíciles, lo vemos todos. 
La crisis económica pega duro y casi no se ven perspectivas. No tenemos certezas sobre el futuro, aunque tengamos ganas y calidad para ello. Muchos no saben si habrán contribuido lo suficiente para recibir una jubilación. Algunos padres me cuentan, desalentados, la resignación de sus hijos neo-licenciados anclados en prácticas infinitas y contratos basura. 
Además el espectáculo desconcertante del mundo político de estos años no favorece la confianza. Más allá de vuestros gustos políticos, hace falta reconocer con amargura que se ha tocado fundo, en un remolino que va a peor y que ha olvidado los valores éticos, incluso de forma notoria cuando se trata de recoger consensos electorales. 
También en la Iglesia: a veces los creyentes tienen la impresión de estar puestos en un rincón, atacados en la esencia misma de la fe. Ciertamente no ha ayudado el 11 de septiembre y otros ataques terroristas en cuanto que se ha identificado la fe con el fanatismo. Así, subrepticiamente, se introduce la idea de que todas las creencias se conviertan en radicalismos, que cada institución, la Iglesia en primer lugar, existe para que algunas personas conserven sus privilegios. No hay un día en los periódicos que no salgan hechos que tienen como protagonistas a curas u obispos, en situaciones a veces dramáticas que hay que analizar con seriedad y serenidad, cierto, pero, más a menudo, en situaciones tratadas con un delirante moralismo que ha reemplazado la sobria moral que se desprende del Evangelio. 

domingo, 22 de septiembre de 2013

DOMINGO XXV DEL TIEMPO ORDINARIO (Ciclo C)



Primera lectura: Am 8,4-7
Salmo responsorial Salmo112
Segunda lectura : 1 Tim2, 1-8
Evangelio: Lc 16, 1-13

La semana pasada veíamos cómo el Dios de Jesús ha cambiado la vida de tantos que nos hemos encontrado con Él. Frecuentándolo, uno se entera de que está "dentro" de un inmenso proyecto de amor que Dios tiene para la humanidad. Y entonces todas las cosas, o casi todas, cambian, adquieren una coloración diferente. Conocer a Dios, al Dios de Jesús, significa cambiar el orden de las cosas, la prioridad de la vida, la energía en las opciones.
 En este sentido, los discípulos, de alguna manera, influimos en la historia. Influimos (o podríamos) en la historia real de nuestro país inquieto y a la deriva, que abandona la profundidad del mensaje evangélico dejándose seducir por las habladurías del momento, que olvida lo esencial transmitido por nuestros padres cediendo a una lógica raquítica y oportunista, superficial e inquietante.
Se está produciendo un desmoronamiento del sentido de pertenencia y solidaridad que nuestro pueblo heredó del cristianismo. Y uno de los problemas reales al que nos enfrentamos es el de una economía que, indiferente a cualquier ética, sólo tiene sed de lucro, y está mandando a la trituradora millones de sueños, de valores y de personas.

Entrevista al Papa Francisco: Busquemos ser una Iglesia que encuentre caminos nuevos

Dieciséis revistas de cultura de la Compañía de Jesús publican una larga entrevista al Papa Francisco, realizada por el jesuita italiano Antonio Spadaro S.J., director de La Civiltà Cattolica. El texto recoge un diálogo de más de seis horas que se desarrolló a lo largo de tres sesiones los días 19, 23 y 29 de agosto. En España, la entrevista la publica la revista centenaria Razón y Fe, hoy en su web y en el número de octubre de su edición impresa.
Es una entrevista en la que el Papa Francisco ofrece su visión sobre temas como el gobierno de la Iglesia, el ecumenismo, cuestiones morales o la experiencia cristiana, además de reflexionar sobre su condición de jesuita.



Entre las dieciséis revistas de la Compañía de Jesús que publican hoy la entrevista en todo el mundo están La Civiltà Cattolica (Italia), America Magazine (EE.UU.), Mensaje (Chile), Études (Francia), Thinking Faith (Gran Bretaña) o Stimmen der Zeit (Alemania). A todas ellas, el Papa les anima en esta entrevista a seguir sirviendo a la Iglesia y a la sociedad desde “el diálogo, el discernimiento y la frontera".

domingo, 15 de septiembre de 2013

DOMINGO XXIV DEL TIEMPO ORDINARIO (Ciclo C)


Primera lectura: Ex 32, 7-11. 13-14
Salmo Responsorial: Salmo 50
Segunda lectura: 1 Tim 1, 12-17
Evangelio: Lc 15, 1-32
 
Amigos, el domingo pasado veíamos el buen negocio cristiano que tenemos: con el Señor lo tenemos todo; sin el Señor no tenemos nada. Jesús afirma ser más grande que la alegría mayor y más intensa que humanamente podamos experimentar. Así, para el discípulo que, sintiendo la inmensa sed de infinito que late en el corazón, y la aguda nostalgia de absoluto, Jesús propone un camino hacia un descubrimiento inesperado: el verdadero rostro de Dios.
Nuestro pequeño dios
“Despacio, Padre, - dirá alguien - que yo conozco a Dios y lo sirvo desde niño”. Está bien, muy bien, pero lo que el Señor pide a los discípulos, para no caer en una ensoñación, es confrontarse constantemente con la Palabra. No con cualquier palabra, sino con La Palabra, la única, la de Dios.
Todos tenemos una idea de Dios, para creerlo o rechazarlo. Tenemos una idea espontánea, innata, inconsciente de Dios, una especie de religiosidad innata en nuestra impronta. Pero no es suficiente.

domingo, 8 de septiembre de 2013

DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO (Ciclo C)


Primera lectura: Sab 9, 13-18
Salmo responsorial: Salmo 89
Segunda lectura: Flm 1, 9b,10.12-17
Evangelio: Lc 14,25-33
 
Aquí estamos ya al final de un verano más. Verano que se cierra con las insoportables y exasperantes escaramuzas políticas mientras de la otra parte del Mediterráneo se usan gases nerviosos para matar niños.
Un cúmulo de contradicciones que va configurando nuestra vida. Y nosotros aquí, dispuestos a combatir la violencia que llevamos en el corazón, a buscar huellas de luz, arremangándonos para ofrecer soluciones a partir del periódico. 
La Palabra de Dios nos acompaña siempre con constancia y fuerza, con reflexiones que socavan los corazones de piedra para liberar el alma presa en ellos. Y hoy la Palabra añade una vuelta de tuerca escalofriante a nuestra reflexión. Ante tanta exigencia, alguien podría pensar “¿Y quién es capaz de ser discípulo así? Es mejor malvivir como una buena persona: católico, sí, pero de bajo perfil. Y además, podría añadir: pero ¡qué pretensiones tiene Jesús!”.
El camino de conversión es largo, hermanos, pero merece la pena afrontarlo. La alternativa sería dejarse morir día tras día atropellados por el cada vez mayor vacío y sinsentido que nos rodean.  Ánimo, entonces.

martes, 21 de mayo de 2013

CONGREGACIONES GENERALES Y PADRES GENERALES DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS (1541 - 2008)

Cuadro sinóptico de las Congregaciones Generales y Padres Generales de la Compañia de Jesús (1541 - 2008) con el número de orden, lugar de celebración, año, motivo de la convocatoria, votos recibidos por el General elegido, país del elegido, duración del mandato, Papa reinante y número de jesuitas en el mundo en aquel momento.





Vigilia de Pentecostés 2013 - El Papa Francisco con los movimientos de Iglesia


Pregunta 1 
 
“La verdad cristiana es atractiva y persuasoria porque responde a la necesidad profunda de la existencia humana, anunciando de manera convincente que Cristo es el único Salvador de todo hombre y de todos los hombres". Santo Padre, estas palabras suyas nos han impactado intensamente: ellas expresan de manera directa y radical la experiencia que cada uno de nosotros desea vivir sobre todo en el año de la fe y en esta romería que esta noche nos ha traído aquí. Estamos delante de usted para renovar nuestra fe, para confirmarla, para reforzarla. Sabemos que la fe no puede ser de una vez para siempre. Como dijo Benedicto XVI en la “Porta Fidei”: "la fe no es un presupuesto obvio". Esta afirmación no concierne solamente al mundo, a los otros, a la tradición de la que venimos: esta afirmación concierne ante todo a cada uno de nosotros. Demasiadas veces nos damos cuenta de cómo la fe es un brote de novedad, un principio de cambio pero que luego se convierte en una seria dificultad para comprometer toda la vida: no se convierte en el origen de todo nuestro conocer y actuar. 
 
¿Santidad, como ha podido alcanzar en su vida la certeza de la fe? 
¿Y qué camino nos indica para que cada uno de nosotros pueda vencer la fragilidad de la fe? 


¡Buenas tardes a todos! 
 
Estoy contento de encontraros y que todos nosotros nos encontramos juntos en esta plaza para orar y para esperar el regalo del Espíritu. ¡Yo ya conocía vuestras preguntas y he pensado en ellas, por lo tanto esto no está sin conocimiento! ¡Primero, la verdad! Las tengo aquí, escritas. 
 
La primera - "cómo ha podido alcanzar en su vida la certeza sobre la fe; ¡y qué camino nos indica para que cada uno de nosotros pueda vencer la fragilidad de la fe?" - es una pregunta histórica, porque concierne a mi historia, a la historia de mi vida! 
Yo he tenido la gracia de crecer en una familia en la que la fe se vivió de modo sencillo y concreto; pero ha sido sobre todo mi abuela, la mamá de mi padre, la que marcó mi camino de fe. Fue una mujer que nos explicó, nos habló de Jesús, nos enseñó el Catecismo. Siempre recuerdo que el Viernes Santo nos llevaba por la tarde a la procesión de las velas, y al final de esta procesión venía el "Cristo yacente", y la abuela nos hacía - a nosotros niños - arrodillarnos y nos decía: "¡Mirad, ha muerto, pero mañana resucita". He recibido el primer anuncio cristiano justo de esta mujer, de mi abuela! ¡Y esto es precioso! ¡El primer anuncio en casa, con la familia! Y esto me hace pensar en el amor de muchas madres y muchas abuelas en la transmisión de la fe. Sois vosotras las que transmitís la fe. Esto también ocurrió en los primeros tiempos, porque san Pablo le dijo a Timoteo: "¡Yo recuerdo la fe de tu madre y de tu abuela", (cfr 2Tm 1,5). Todas las madres que están hoy aquí, todas las abuelas, pensad en ello! Transmitir la fe. Porque Dios nos pone al lado de personas que nos ayudan en nuestro camino de fe. ¡Nosotros no encontramos la fe en el concepto abstracto; no! Hay siempre una persona que predica, que nos dice quién es Jesús, que nos transmite la fe, que nos da el primer anuncio. Y así ha sido la primera experiencia de fe que he tenido. 

lunes, 6 de mayo de 2013

La Compañía de Jesús - Dossier 2013




I1. LA COMPAÑIA DE JESÚS HOY:
                 1.1. ¿Qué es la Compañía de Jesús?
                1.2. ¿Dónde se encuentran los jesuitas?
                1.3. ¿Qué hacen los jesuitas, para qué y cómo?
                1.4. Estructura de gobierno.
                1.5. Curiosidades.
                1.6. Más información.

 2. LA COMPAÑÍA DE JESÚS EN ESPAÑA:
                2.1. Apostolado Social.
                2.2. Pastoral.
                2.3. Educación.
                2.4. Educación-Universidad.
                2.5. Diálogo Fe-Cultura.
                2.6. Espiritualidad.
               

1. LA COMPAÑÍA DE JESÚS HOY

1.1. ¿Qué es la Compañía de Jesús?

La Compañía de Jesús es una Orden Religiosa de la Iglesia Católica. Fundada por San Ignacio de Loyola en 1540, está hoy extendida por 110 países en los que más de 17.000 jesuitas trabajan por la evangelización del mundo, en defensa de la fe y la promoción de la justicia, en permanente diálogo cultural e interreligioso. De ellos hay cerca de 1.300 en España. San Ignacio de Loyola legó a la Iglesia una herramienta fundamental, los Ejercicios Espirituales, que son la fuente de la espiritualidad ignaciana que guía a los jesuitas en su búsqueda de trabajar al servicio de la misión de Cristo en el mundo de hoy.

A lo largo de su vida, la Compañía de Jesús ha sufrido muchos avatares, entre otros, fue suprimida por el Papa Clemente XIV en 1773 y más tarde restituida por el Papa Pío VII en 1814. El próximo año, 2014, celebraremos el 200 aniversario de esta Restauración con distintos actos.

El actual superior General de los jesuitas (desde 2008) es el Padre Adolfo Nicolás Pachón, español.

A 1 de enero de 2013 el número de jesuitas en el mundo era de 17.287 jesuitas. Entre ellos, 12.298 son sacerdotes, 1.400 hermanos, 2.878 jesuitas en formación y 711 novicios (el mayor porcentaje procede de Asia).

En España existen 1.239 jesuitas, de ellos 949 son sacerdotes, 50 hermanos y 240 jesuitas en formación. Geográficamente se distribuyen en cinco provincias: Aragón (Aragón, Comunidad Valenciana, Islas Baleares); Bética (Andalucía e Islas Canarias); Castilla (Asturias, Cantabria, Castilla y León, Galicia, La Rioja, Madrid, Extremadura y Murcia), Loyola (País Vasco y Navarra); y Tarraconense (Cataluña). Estas cinco provincias jesuitas están en proceso de integración. En 2014 todas ellas formarán una única provincia denominada Provincia de España.

lunes, 29 de abril de 2013

El modo de proceder del Papa Francisco

Su modo de proceder
¿Cómo  podría  influenciar   la   espiritualidad  jesuítica   el  pontificado   del   papa
Francisco?

por James Martin S.J. (Artículo publicado en la revista América el 29 de abril de 2013)

Las semanas siguientes a la elección del papa Francisco, el primer jesuita elegido para ese cargo, vieron a más gente formulando preguntas sobre los jesuitas que cualquier otro momento en los últimos 25 años. La mayoría de los lectores de America saben ya lo que es un jesuita, pero hay otra cuestión que merece reflexión: ¿Cómo podría la espiritualidad ignaciana influenciar a nuestro nuevo papa y cómo le ha influenciado ya?

La espiritualidad ignaciana se basa en la vida y las enseñanzas de San Ignacio de Loyola, el soldado convertido en místico que fundó la Compañía de Jesús en 1540. Mucho de esa espiritualidad fluye de su texto clásico, los Ejercicios espirituales, una especie de manual para un retiro de cuatro semanas que invita a la persona a entrar con la imaginación en las contemplaciones de la vida de Cristo. Los Ejercicios son más que una mera lectura del Nuevo Testamento. Se invita a los ejercitantes a imaginarse a sí mismos con toda la viveza posible en las escenas del Evangelio. Como escribió Joseph Tetlow, S.J., “el ejercitante no se queda observando a distancia, sino que entra fervientemente en el templo o se sumerge hasta tocar fondo en las aguas del Jordán”. Por medio de esos intensos encuentros con las narraciones evangélicas, la persona que ora entra en una relación personal profunda con Jesús.

Todos los jesuitas hacen los Ejercicios, por lo menos, dos veces en la vida: primero en el noviciado, y, años más tarde, como final del período de formación durante un tiempo conocido como tercera probación. Por consiguiente, sabemos que el papa Francisco los ha hecho también. Más aún, al final de la década de 1960, Jorge Mario Bergoglio, S.J., fue maestro de novicios en la Provincia Argentina, lo que significa que también dirig a los novicios en sus Ejercicios Espirituales. Tiene, por tanto, una profunda familiaridad con la espiritualidad ignaciana.