Es peligroso el Espíritu. Él es capaz de convertir
a los miedosos en unos intrépidos. Y a los pendencieros en pacíficos creadores
de concordia.
Se podría hacer una solemne novena al Espíritu
Santo, para insuflar un nuevo aliento a nuestra gente en España; aturdidos unos
y pendencieros otros, partidistas unos y acomodaticios otros, y así recordarnos
a todos qué es lo esencial y qué es lo folklórico.
Y además yo pediría al Espíritu sacar a patadas a la
Iglesia cuando se retira en sus cómodos despachos y cenáculos, dicho sea esto con
todo cariño. Y tal vez, ya que estamos en ello, sacarnos a patadas también a
nosotros por nuestro conformismo. Es la Iglesia
en salida, a la que nos convoca el Papa Francisco.
Curas matemáticos
También necesitamos el Espíritu para comprender a la
Trinidad. Obvio. Al Espíritu, y no a unos abstrusos cálculos teológicos.
Recordáis cuando éramos críos los curas de entonces intentaban explicarnos la
Trinidad dibujando un triángulo equilátero y usando la imposible suma: 1+1+1=1 ¡creando
un conflicto incurable entre ciencia y fe! Si a ello añadimos la connatural
simpatía de los niños por las matemáticas, imaginaros el resultado...
Para afrontar el misterio de la Trinidad nos ayuda
más la poesía que las matemáticas, más la música y la emoción que la teología.
¿Qué os parece imaginar esta fiesta como una
zambullida en el agua, como un espectacular salto en picado en mar profundo y sereno?
Splash
Así, hoy, nos zambullimos en el misterio de Dios. Ahora
y sólo ahora, después de haber recibido el Espíritu en Pentecostés, es cuando podemos
hablar de Dios.
Pero ojo, no del dios que tenemos en nuestra cabeza sino del Dios que ha venido a contarnos Jesús; no del dios razonable e inocuo de nuestras reflexiones – modernas o antiguas -, o del dios de las modas sincretistas, tan difundidas hoy, sino del Dios escandaloso e inimaginable de Jesús; no del dios tranquilizador y conservador de quien reduce la fe al culto y a las devociones, sino del Dios sorprendente que la Iglesia ha acogido y anuncia desde siglos.